*Se creó para que las personas que lo padecen puedan llevar una vida plena y gratificante como parte integrante de la sociedad.
Enrique Daza López Filósofo, Universidad del Atlántico y Médico cirujano, Universidad Metropolitana
El Autismo: Se define como un desequilibrio o trastorno psicológico dada por una intensa concentración o introversión de un individuo en su mundo interno y la acelerada separación de contacto con la realidad externa. Es decir, es una patología o enfermedad que se define por la tendencia al aislamiento del mundo exterior. La etimología de este término, es un neologismo, esto es, la creación de una expresión o palabra nueva dentro de una lengua o un idioma.
Decimos entonces que el AUTISMO proviene del griego, auto = yo y el sufijo ismo = que forma sustantivos abstractos, denotando algún tipo de tendencia o doctrina, como por ejemplo:
Común = Comunismo, Buda = Budismo, Capital = Capitalismo, etc.
Cabe resaltar el término AUTISTA con el término IDIOTA, este último de etimología griega Idios = Denotando lo particular, de c/u o aún mejor, lo propio. En la Grecia antigua, se señalaba a aquel individuo que solo se dedicaba a su vida particular, sin importarle aquellos asuntos colectivos o públicos. Ambos términos conducen a entender el aislamiento del mundo exterior
. Etiología u Origen.
Pese que en la actualidad no se ha podido determinar una causa que pueda darle explicación científica y/o argumentativa a la aparición del Trastorno del Espectro del Autismo (TEA), al parecer existe una sólida implicación genética a su etiología. Todo esto, dada su importancia que podría tener interacción, en los diferentes genes, en diferentes factores ambientales en el avance del TEA. Las bases genéticas en casos de TEA, no cuentan en la actualidad con tecnologías y las pruebas disponibles para poder detectarlas y tratarlas. Detección y Diagnóstico. Se debe tener en cuenta que cada niño es diferente a otros. Existe una serie de medidas muy comunes y concretas en el desarrollo infantil que sirven de referencia para poder potencialmente identificar algunos signos que puedan influir en la detección del TEA. Éstas, sugieren edades entre los 8 y 36 meses. Entre este tipo de señales que nos ayudarán a identificar y diagnosticar el TEA, tenemos:
• Poco contacto ocular • Nula anticipación al momento de tomarlo en los brazos • Pobre interés en juegos interactivos simples • Poco balbuceo • Pocos gestos de comunicación • No responde a su nombre • Fija su mirada contraria a donde se le señala • No muestra objetos • No señala para solicitar un objeto • No pronuncia palabras sencillas • Retraso en su desarrollo lingüístico • Pobre interés en las interrelaciones con otros niños • No pronuncia frases espontáneas.
En cuanto a lo educativo, las personas con TEA, requieren cierto tipo de apoyo específico en las diversas etapas educativas que, solo se podrán dar en la medida que se garantice la formación y capacitación de un grupo interdisciplinario de profesionales en el tema, incluyendo una serie de recursos específicos que permitan estimular una educación especializada y de alta calidad, inclusiva para esta población, es decir, para el educando.
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