*Hernando Arango Monedero, exrepresentante a la Cámara por Caldas, denunció que el ministro de Minas de la época, Iván Duqe Escobar y el presidente Belisario Betancur, fueron advertiidos a tiempo de lo que venía y nada hicieron para prevenirlo
A raíz de la tragedia presentada en Mocoa en abril del 201|7, quedó evidenciado una vez más que tal como ocurrió el 13 de noviembre de 1985 en Armero, estos desastres son conocidos por los gobiernos de Colombia con mucha antelación, pero de manera lamentable,nada se hace para evitarlos.
Respecto a lo de Mocoa, el gobierno del presidente Juan Manuel Santos estaba al tanto de lo que iba a suceder, pero como sucede siempre,, no se prestó atención a las advertencias.
-Avisamos a tiempo que Colombia estaba llena de Armeros y Mocoas y que en esta última se estaba gestando algo espantoso- dijo José Ignacio Muñoz director de Corpoamazonas,
-En Corpoamazonia existen muchos estudios que se hicieron de los cuales fueron informadas las autoridades en múltiples ocasiones- añadió.
Esta negligencia del Estado para prevenir lo que venía para Mocoa, dejó como saldo 400 personas fallecidas y más de 400 heridas, con un número oficial de 200 desaparecidos y más de 1.000 damnificados- cifras entregadas por la prensa
Algo parecido aconteció en 1985 en Armero, pero con peores consecuencias. Un total de 25.000 muertos y la desaparición de la población de la faz de la tierra.
El diario El Tiempo ya había advertido sobre la amenaza en octubre de 1985
-Con casi un año de anticipación expertos geólogos habían advertido que las posibilidades de una avalancha por la actividad del Volcán Nevado del Ruiz. El tema se debatió en en el Congreso de la República, donde se denunció con estudios en mano, que el pueblo de Armero iba a desaparecer, y hasta los periódicos nacionales publicaron dos meses antes, la inminente catástrofe- puede leerse en la nota.
Se recuerda que el entonces ministro de Minas, Iván Duque Escobar -padre del actual candidato presidencial por el Centro Democrático, Iván Duque- afirmó que todo era “dramataismo y Apocalipsis y que todo ha sido informado”.
-El ministro Duque Escobar, me dijo simple y llanamente que yo era ‘apocalíptico’ y ‘dramático’ por decir que podía ocurrir una tragedia. Posteriormente, días antes de la avalancha, yo tuve oportunidad de solicitarle al ministro que pusiera unas alarmas, él me contestó que eran exageradamente costosas porque valían alrededor de US$ 2.000. Yo le sugerí que vendiera algunos de los automóviles del Ministerio, pero lo tomó como un buen chiste o un llamado de atención que le estaba haciendo, y las cosas no fueron atendidas hasta que se produjo la catástrofe- indicó en su momento Hernando Arango Monedero, exrepresentante a la Cámara por Caldas.
La parte final de la intervención del parlamentario, que no fue atendida por Duque Escobar y menos aún por el presidente Belisario Betancur, fue premonitoria de manera terrible:
-Que no se diga mañana, Honorables Representantes, porque ustedes serán testigos de lo que estoy diciendo aquí, que no se advirtió al Estado que hay fenómenos que se están produciendo, que amenazaban… indirectamente a 3 millones de personas… que no se diga (qué pasó) con las gentes que viven en las laderas del nevado del Ruiz que están, en este momento, amenazadas directamente… las unas por encontrarse en el camino del potencial peligro y las otras porque les tocará vivir de cerca la tragedia; que no digan, señores ministros, representantes de ese Estado en el Ejecutivo, que no es necesario tomar una acción de inmediato… Dios quiera que tales fenómenos no lleguen al extremo; pero Dios quiera también que esto nos sirva de lección para que no nos tome por sorpresa esta u otras tragedias de mayor o de menor cuantía. Aquí hay que terminar como el presidente (Belisario Betancur) lo hace con gran frecuencia: que Dios nos tenga de su mano.
Como epílogo, queda la descripción hecha por el diario El Tiempo, de los horribles sucesos y la desaparición de Armero de la faz de la tierra:
-La fuerza de la avalancha sepultó a 25000 personas a las que tomó en su casa durmiendo. Una de las víctimas fue el propio alcalde Ramón “Moncho” Rodríguez quien a diario repetía que aquello era una bomba de tiempo- manifiestó la publicación
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