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Foto del escritorPepe Sanchez

A 204 años de la Carta de Jamaica "nuestros compatriotas no tienen los talentos de los del Norte"

Las instituciones perfectamente representativas no son adecuadas a nuestro carácter, costumbres y luces actuales- afirmaba el Libertador en 1815

La Carta de Jamaica, misiva escrita por Simón Bolívar el 6 de septiembre de 1815, en respuesta al empresario británico, Henry Cullen

En su famosa misiva al parecer de respuesta al ciudadano británico, Henry Cullen, conocida como la Carta de Jamaica, el Libertador Simón Bolívar, hace casi una pública solicitud al gobierno inglés -y desde luego al resto de Europa- para que intervengan ayudando a América en su lucha independentista contra los españoles. Pero al mismo tiempo, plantea serios temores en torno a lo que puede ser el futuro de los nativos americanos, "no estaban preparados para la libertad y sin los conocimientos previos de los negocios públicos". También plantea que la Nueva Granada y Venezuela terminarían por unirse, siempre y cuando sus "salvajes" habitantes se civilizaban.

En principio, en dicha carta, Bolívar trata de llamar la atención de Europa y en especial de Inglaterra sobre la lucha de los americanos contra España y pide de manera pública una intervención.

- Y la Europa civilizada, comerciante y amante de la libertad, permite que una vieja serpiente, por sólo satisfacer su saña envenenada, devore la más bella parte de nuestro globo? ¡Qué! ¿está la Europa sorda al clamor de su propio interés? ¿No tiene ya ojos para ver la justicia?- preguntaba el prócer en el documento, para luego expresar sus dudas en torno al futuro de los libertarios.

-Resulta fácil colegir que la América no estaba preparada par desprenderse de la metrópoli, como súbitamente sucedió- añade, para referirse acto seguido que la falta de preparación en asuntos de Estado,aumentaría el inconveniente

-Los americanos han subido de repente y sin los conocimientos previos, y, lo que es más sensible, sin la práctica de los negocios públicos, a representar en la escena del mundo las eminentes dignidades de legisladores, magistrados, administradores del erario, diplomáticos, generales, y cuantas autoridades supremas y subalternas forman la jerarquía de un Estado organizado- manifiesta.

De la misma forma,, el Libertador señala que las instituciones, como tales, no son adecuadas para la idiosincrasia del medio y que el tratar de adoptarlas causó serios problemas tanto en Venezuela como en la Nueva Granada. (Hoy Colombia)-

-Los acontecimientos de la Tierra Firme nos han probado que las instituciones perfectamente representativas no son adecuadas a nuestro carácter, costumbres y luces actuales. En Caracas el espíritu de partido tomó su origen en las sociedades, asambleas, y elecciones populares; y estos partidos nos tornaron a la esclavitud. Y así como Venezuela ha sido la república americana que más se ha adelantado en sus instituciones políticas, también ha sido el más claro ejemplo de la ineficacia de la forma democrática y federal para nuestros nacientes Estados. En Nueva Granada las excesivas facultades de los gobiernos provinciales y la falta de centralización en el general, han conducido aquel precioso país al estado a que se ve reducido en el día. Por esta razón sus débiles enemigos se han conservado contra todas las probabilidades- es la reflexión que hace Bolívar sobre el tema.

Pero el Libertador no se queda ahí. Sin decirlo de manera directa, culpa a de ello a la dominación e influencia de los españoles y se queja de que los latinoamericanos no tuvieran Las virtudes que sí poseen los norteamericanos-

-En tanto que nuestros compatriotas no adquieran los talentos y las virtudes políticas que distinguen a nuestros hermanos del Norte, los sistemas enteramente populares, lejos de sernos favorables, temo mucho que vengan a ser nuestra ruina. Desgraciadamente, estas cualidades parecen estar muy distantes de nosotros en el grado que se requiere; y por el contrario, estamos dominados de los vicios que se contraen bajo la dirección de una nación como la española, que sólo ha sobresalido en fiereza, ambición, venganza y codicia. Es más difícil, dice Montesquieu, sacar un pueblo de la servidumbre, que subyugar uno libre. Esta verdad está comprobada por los anales de todos los tiempos, que nos muestran las más de las naciones libres sometidas al yugo, y muy pocas de las esclavas recobrar su libertad. A pesar de este convencimiento, los meridionales de este continente han manifestado el conato de conseguir instituciones liberales, y aun perfectas; sin duda, por efecto del instinto que tienen todos los hombres de aspirar a su mejor felicidad posible, la que se alcanza infaliblemente en las sociedades civiles, cuando ellas están fundadas sobre las bases de la justicia- le iindica Bolívar a Cullen en la Carta de Jamaica

Y en uno de sus apartes finales, Simón Bolívar se refiere a lo conveniente que sería que Colombia y Venezuela conformaran un sólo país, lo que se lograríía y de paso, se conseguiría que los "salvajes" -refiriéndose a los habitantes de ambas naciones- "se civilizaran"

-La Nueva Granada se unirá con Venezuela, si llegan a convenirse en formar una república central, cuya capital sea Maracaibo o una nueva ciudad que, con el nombre de Las Casas (en honor de este héroe de la filantropía), se funde entre los confines de ambos países, en el soberbio puerto de Bahía-honda. Esta posición, aunque desconocida, es más ventajosa por todos respectos. Su acceso es fácil, y su situación tan fuerte, que puede hacerse inexpugnable. Posee un clima puro y saludable, un territorio tan propio para la agricultura como para la cría de ganados, y una grande abundancia de maderas de construcción. Los salvajes que la habitan serían civilizados, y nuestras posesiones se aumentarían en la adquisición de la Goajira. Esta nación se llamaría Colombia como un tributo de justicia y gratitud al criador de nuestro hemisferio. Su gobierno podrá imitar al inglés; con la diferencia de que en lugar de un rey habrá un poder ejecutivo electivo, cuando más vitalicio, y jamás hereditario si se quiere república; una cámara o senado legislativo hereditario, que en las tempestades políticas se interponga entre las olas populares y los rayos del gobierno, y un cuerpo legislativo de libre elección, sin otras restricciones que las de la Cámara Baja de Inglaterra. Esta constitución participará de todas formas, y yo deseo que no participe de todos los vicios- afirma por otro lado Bolívar.

El paso del tiempo, nos ha indicado que Bolívar tenía razón en cuanto a la idiosincrasia de sus libertados. En lo que sí parece haberse equivocado, según algunos críticos, es en el tiempo en el que los latinoamericanos hubiesen aprendido a dirigir sus estados. Al cabo de 204 años, siguen siendo uno de los puntos menos desarrollados y más empobrecidos del universoi-

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