*La superioridad de las tropas incas era de 500 a 1 y además, muy bien armadas con hondas de alpaca, las lanzas y las hachas terminadas en cabezas de bronce y las pesadas masas revienta-cráneos. ¿Qué pasó?- se pregunta el historiador quiteño Luis Andrade Reimers
Nunca se sabrá por qué el inca Atahualpa, con un ejército de más de 80.000 hombres, diestros en todo tipo de combates, aceptó ir con sólo 5000 soldados desarmados, al encuentro de Francisco Pizarro, aquella aciaga tarde del 16 de noviembre de 1532 en Cajamarca.
¿Fue soberbia? ¿Fue exceso de ingenuidad? Es un misterio. Lo cierto que es que el guerrero, conductor de uno de los ejércitos más poderosos de la tierra, decidió dejar las armas, seducido quizá por los cantos de sirena del sacerdote español, Vicente de Valverde, y se entregó al conquistador.
Pero de que con sus 80.000 soldados, Atahualpa pudo derrotar en toda la línea a Pizarro y haber cambiado por completo la historia de América Latina, lo cuenta el historiador quiteño, Luis Andrade Reimers, en sus dos obras, Biografía de Atahualpa y La Verdadera historia de Atahualpa:
-Recuerde por otro lado el lector lo descubierto por la arqueología de los incas respecto a las hondas de alpaca, las lanzas y las hachas terminadas en cabezas de bronce y las pesadas masas revienta-cráneos. Con todos estos elementos de juicio y teniendo en cuenta la superioridad numérica de los incas de por lo menos quinientos a uno, podrá juzgar por sí mismo cuales podrían haber sido los resultados, de haberse producido un enfrentamiento verdadero en la población de Cajamarca– dice al autor en un resumen que fue publicado después en el portal de Internet Ecuador Hazte Ver.
Y hay más. Según el historiador, los propios españolas narraban que estaban “aterrados frente a los incas”
“Pedro Pizarro al escribir, usando el vulgar lenguaje del soldado: “Yo oí a muchos españoles que sin sentillo, se orinaban de puro temor””.
“Aquel campamento asentado a poca distancia del pueblo sobre el valle, con una superficie aproximada de setenta millones de metros cuadrados, lógicamente produjo en sus ánimos lo que el soldado de caballería Miguel de Estete calificó de “harto espanto, confusión y hasta temor””.
“Llegados que llegamos al pueblo, vino un mensajero de Atabalica a decirnos que nos aposentáramos en la plaza”. Pero tan aterrados andaban los españoles aquella tarde, que temieron que la autorización de aquel funcionario quizá sería una trampa- señaló Reimers.
Al margen de este misterio, de por qué Atahualpa no atacó a Pizarro cuyas huestes pudo haber destruido por completo, es bueno detenerse un poco en la personalidad de este español, cuyas antecedentes son oscuros y enigmáticos.Lo que sí está comprobado es que el español era un hijo bastardo de un militar con una mujer cuyos orígenes debieron ser terribles pues la historia los oculta.
-Hijo de un militar y madre desconocida. Igual que Belalcázar, iletrado y criador de cerdos, se embarcó para América a los 20 años de edad, perseguido por la ley y por los acreedores, donde obtuvo el título de Marqués, luego de sus atrocidades con los aborígenes. En su libro Los Más Malos de la Historia, Miranda Twiss , lo incluye en el séptimo lugar.
Bernard Lavallé y otros autores, se apartan muy poco de esta versión sobre Pizarro:
-Pizarro fue hijo bastardo, criador de cerdos y sin cultura. Nació en Trujillo (Cáceres ) Aunque a día de hoy todavía no se conoce la fecha exacta en la que nació Francisco Pizarro, se ha establecido la posibilidad de que fuera entre 1476 y 1478. Sin embargo, lo que sí se sabe a ciencia cierta es que el lugar en el que su madre dio a luz fue el pueblo de Trujillo, en el corazón de Extremadura. A su vez, existe consenso en relación a sus progenitores. Concretamente, fue hijo bastardo de don Gonzalo Pizarro (héroe de guerra que luchó a las órdenes de Gonzalo Fernández de Córdoba, el «Gran Capitán») y Francisca González.
Desde pequeño, Francisco nunca se destacó por su interés en la cultura, algo que sin duda ayudó a su padre a tomar la decisión de obligarle a cuidar cerdos. Sin embargo, y según cuenta la leyenda, a los pocos años los animales a su cuidado contrajeron una grave enfermedad y Francisco, por temor a ser culpado de ello, huyó a Sevilla con tan sólo 15 años. Desde allí iniciaría su vida militar, pues decidió embarcarse rumbo a Italia para luchar en los Tercios- se dice.
En cuanto a su personalidad, las descripciones no pueden ser peores:
En el libro titulado la Guerra de los Viracochas, el escritor Juan José Vega lo describe como aprovechado; astuto antes que inteligente, hipócrita y doble cara, engañó a Atahualpa.
Pero además de ello, la historia señala a Pizarro, además de cruel y sanguinario, como un absoluto traidor. El escritor, Josep Capsir, en su libro titulado La Traición de Pizarro, señala la forma en que este vendió a quien fuera su amigo:
Quiso que fuese Francisco Pizarro, con quien había participado años antes en el descubrimiento del Mar del Sur, su lugarteniente para tal misión y en él confió para tratar con el nuevo gobernador la obtención de los recursos que había previsto para el viaje.
Ya en enero de 1519, Núñez de Balboa es citado en Acla (Panamá) para reunirse con el gobernador y cobrar lo acordado, pero a su llegada a la comandancia se encuentra con Francisco Pizarro, quien armado y con un buen grupo de hombres arresta al afamado conquistador por orden expresa del propio Pedro Árias Dávila, acusado de alta traición. Días más tarde, Núñez de Balboa fue ejecutado.
Bueno tal era Francisco Pizarro, el conquistador del Perú y sus riquezas. Vencido Atahualpa y con los incas debilitados, pudo consumarse de manera impune el genocidio. Tragedia que pudo evitarse de haberlo querido el poderoso Atahualpa
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