☆21 de octubre de 1982 en Estocolmo, Gabriel García Márquez fue nombrado por el entonces secretario permanente y miembro de la Academia Sueca, Per Gillensten, ganador del premio Nobel de Literatura de ese año
☆Análisis de esa obra por el profesor Carlos J. María (Q.E.P.D.)
Cuando el finado Carlos J. María –a la sazón columnista del extinto Diario del Caribe en Barranquilla- me dijo que la mejor obra de Gabriel García Márquez era Crónica de Una Muerte Anunciada, no le creí.
-El mismo Gabo lo dijo en una entrevista que le hicieron en el periódico El País, de México- me dijo y acto seguido, me mostró algunas notas-
-Esta es ni mejor novela. La que mejor he podido controlar- dice García Márquez refiriéndose a esta producción y agrega acto seguido:
“-Uno siempre cree que su mejor novela es la última, pero creo que ésta lo es en el sentido de que es una novela en la que yo he logrado hacer exactamente lo que quería. Las novelas en el camino quieren escaparse a los escritores de las manos, los personajes toman vida propia y terminan por hacer lo que les da la gana. En ninguna había tenido yo un control absoluto como en ésta. Probablemente por el tema y por la extensión. Es un tema muy riguroso, estructurado casi como una novela policíaca, y un libro muy corto. Estoy satisfecho del resultado. Yo creo que mi mejor novela anterior era El coronel no tiene quien le escriba, no Cien años de soledad, y esto lo he dicho muchas veces. Ahora creo que la mejor es ésta.
Pero García Márquez quizá no quiso tocar el tema que sigue, o tal vez no lo mencionó porque quien hizo la entrevista no lo hizo. En alguna oportunidad, con mi primo el filósofo José Gabriel Coley Pérez –otro erudito como Carlos J. María en el tema Gabo- lo habíamos esbozado y las conclusiones fueron más o menos estas mismas a las que se llegó aquí.
–Pero fíjate, Pepe en la simbología de los nombres en la novela. Vicario –apellido de Ángela y sus hermanos- significa, persona que sustituye a otra en sus funcione. Ellos –los Vicario- eran la encarnación del sentimiento de un pueblo que pedía venganza. Santiago (Nassar) es el suplantador, como señala el idioma hebreo y en este caso, él es quien suple al verdadero responsable de la pérdida de la virtud de Ángela.
-Más o menos le entiendo, maestro pero… ¿Y los demás?
-Bueno, ten cuenta esto. Bayardo San Román adquiere su nombre del héroe francés Bayardo, conocido como “El Caballero Sin Miedo y sin Tacha”. Este Bayardo francés, era hijo de un militar y además, un hombre que sin ser muy rico, gustaba un poco de la ostentación. Fíjate como compró la casa del viudo de Xius, que era la mejor del pueblo.
Sin embargo, aún faltaba el “golpe bajo” de que hablaba Cortázar, el factor sorpresa, lo que hace despertar al interlocutor de manera inmediata.
-El mismo García Márquez dice en su novela quién fue el hombre que desfloró a Ángela, quien disfrutó de sus primicias- me dijo
-Pero…? Si ese es el gran enigma de la novela?´ ¿Con quién perdió Ángela Vicario su virginidad?
-Bueno, recuerda el nombre del cura. ¿No era de apellido Amador? Y además, ¿Cuál era la única parte donde ella podía ir sola? ¿No era a la iglesia?
Desde luego, Gabo jamás habló sobre este punto, pero la evidencia que había presentado el profesor María era devastadora y no había forma de desvirtuarla
Quedé en completo silencio y me retiré de allí pensando en que yo no estaba equivocado cuando con José Gabriel, llegamos a una conclusión similar
Comments