*No creemos hasta que sucede.
No creemos hasta que sucede. Jaime Molina,joven blanco de cabellos amarillos, sonrisa expresiva y ojo azules zarcos, que al mirarlos sentías diluir el alma y todo tu cuerpo. Había que mirar esos ojos azules un segundo, para no correr el riego de perderse en el espiral de la vida.
Esa noche de 1 noviembre Jaime Molina salió a visitar a su novia . Su madre le dijo
--No vengas tan tarde, las ánimas andan sueltas en noviembre--
El joven altivo no prestó atención, el decía en su interior ," los muertos no salen, el vivo que cree, es uno."
La visita se extendió más de lo pensado. Un beso difícil de conseguir en una novia de los años 1935 era todo un honor recibirlo. Jaime Molina lo recibió casi a las once de la noche . Se marchó feliz hacia su casa ; el camino se lo conocía de memoria, dos callejones a la izquierda y luego bajar por la calle principal, detrás de la iglesia y cruzar a la derecha para estar en su casa un poco antes de las doce de la noche. Sus ojos azules zarcos brillaban y se hacían relucientes por los rayos de la luna y por su alegría de haber conquistado un beso de su amada.
Jaime Molina caminaba desprevenido ya muy cerca de su casa, por la calle principal justo antes de cruzar a la derecha cuando sintio voces ñatas que en un solo tono rezaban .
--Santa maría madre de dios ruega por nosotros pecadores... --
Jaime Molina apresuró el paso. El murmullo se acercaba mucho más a medida que sus pies se movían con más velocidad.
Fue en la esquina de su casa cuando Jaime Molina dejó de sentir los rezos para encontrase de frente con
la procesión de esqueletos que en orden marchaban y rezaban al unísono.
-- Santa María madre de dios, ruega por nosotros....--
Una calavera esbelta se dirigió a Jaime Molina buscó sus ojos para con sus huecos cavernosos mirarlos y llevárselo.
Jaime Molina abrió sus ojos zarcos, azules. La calavera se desbarató en la luz de sus ojos mientras otros esqueletos la volvían a armar en cuestión de segundos. El esqueleto habló:
--Prendeme esta vela-- tenía en sus manos huesudas un hueso largo y apermasado de carne que exhibía como un cirio.
Jaime Molina cayó al suelo privado.
El golpe de su caída despertó a su familia. Después de tres horas despertó. No hablaba . Lo intentaba y no podía .
Su madre desconocía lo sucedido. Su preocupación se acentuó en pensar que Jaime, era el único de sus hijos que había heredado el don de la voz y musicalidad de su abuelo Vicente Molina. El abuelo Vicente, al cantar hipnotizaba con su canto las fieras más feroces, y el ganado le seguía por lo caminos mientras el cantaba cuartetos y versos a la montaña. Jaime Molina ardía en fiebre. Lo llevaron donde varios curiosos de la región nadie le solucionaba.
Por fin en Manatí un curandero muy famoso concluyó:
--le devuelvo la voz , quedará ñato, y gago por el resto de su vida. Debe tomarse tres tragos de ruda treinta y tres dias. Parar tres dias y volver ha tomar treinta y tres dias hasta cumplir los sesenta y seis . Un día domingo siete le volvera la voz --
Todo se cumplió . La voz le volvió a Jaime Molina. No era su voz, era una voz calcada de las voces que escuchó la noche que lo asaltó la procesión de esqueletos .
El amor de su novia lo repuso del suceso dandole amor.
Se casaron a los noventa días. El cariño de su novia y comprensión mitigó un poco su gagera .
El día que Jaime Molina murió minutos antes de partir, de este mundo . Expresó con voz clara y afinada de melodías. Frente a sus hijos:
-- Me voy de este mundo, cuando me encajonen no prendan velas; ya las prendieron por mi un mes de noviembre hace setenta años las animas del purgatorio.
Guillermo Nieto Molina Nov 5 8: 19 AM Derechos Reservados.
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