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Foto del escritorPepe Sanchez

Cuando se nace en Bogotá se es un Miguel. Antonio Caro; es decir, lo clásico mediocre: Vargas Vila

Actualizado: 5 oct 2019

Vargas Vila demoledor, iconoclasta, panfletario. En él trazó retratos crueles, grotescos, de los grandes jefes políticos de la "Regeneración", acentuando hasta la caricatura su confesionalismo católico, descalificando con adjetivos lapidarios, quemantes, todas las supuestas virtudes cívicas de esos líderes y presentándolos como monstruos ávidos de poder y cargados con todas clase de lacras morales. La respuesta gubernamental fue inmediata: se ofreció recompensa por la captura de Vargas Vila, vivo o muerto: Boletín Cultural y Bibliográfico, Banco de la República

Desarrolló Vargas Vila una obra de claro sentido anti imperialista y condenatoria de las primeras satrapías que aparecieron en estas tierras.

Vargas Vila, apodado "El Divino", sufrió el exilio por su posición anti clerical, su ateísmo declarado y su postura anti yanqui, que se ve con más énfasis en "Ante Los Bárbaros". Cobo Borda, Juan Gustavo 1981

José María Vargas Vila. escritor colombiano nació en Bogotá el 23 de mayo de 1860 y murió en Barcelona, fue uno de los más prolíficos autores colombianos. Aunque no completó sus estudios, se dedicó al periodismo y la política y fundó en Nueva York la revista Némesis, de una gran acogida en esa ciudad y en París.

Escritor duro y liberal, se enfrentó en Colombia a los presidentes de la Regeneración –Núñez, Caro, Reyes, Sanclemente y Marroquiín- lo que le valió ser expulsado del país. Vivió en Venezuela –de donde lo hizo salir el mandatario Raimundo Andueza Palacio- y por varias ciudades europeas, París, Barcelona y Madrid, dividió etapas de su vida. Fue cónsul del Ecuador en Roma y de Nicaragua en Madrid, y después actuó como conferencista en varios países de América y falleció en Barcelolna

Odiado por todos, excomulgado y maldito por la Iglesia Católica, desterrado de Colombia Venezuela, Ecuador. Contra Estados Unidos, donde fundó la revista Némesis -Venganza- fue en particular im´placable y mordaz:

..."ellos han invadido a México, aprisionado a Cuba, a Haití, a Santo Domingo, conquistado a Puerto Rico y despedazado a Colombia y cometido el robo audaz de Panamá. Las turbas hambreadas y esqueléticas que en diaria y dolorosa emigración dejan cada día las costas de Puerto Rico, anuncian al mundo cómo la raza invasora y rapaz, persigue, aniquila y destruye la pobre raza vencida, que se les entregó allí como un rebaño; ..."¡ pobres pueblos vendidos, no vencidos !

Esta fue su última voluntad:

“Cuando yo muera, poned mi cuerpo desnudo, como a la tierra vino; en una caja de madera de pino; sin barniz, sin forros, sin adornos vanos de recia ostentación; poned mi pluma entre mis manos; y el retrato de mi madre sobre mi corazón; y como epitafio, grabad únicamente esto: Varga Vila”.

En su obra, Los Divinos y los Humanos, en una apología que hace de Juan de Dios Uribe, Vargas Vila describe a los habitantes del territorio colombiano, descripión que deja en muy mal lugar a los bogotanos

“Alguien dijo, y se ha repetido después hasta la saciedad, que así como las nubes toman la forma de los países que atraviesan, los hombres tienen en su imaginación mucho del país en que se desarrollan y del medio en que viven en Colombia, cuyo clima varía de sus costas a Los Andes en todas las gradaciones, desde el calor insoportable de los trópicos, al frío de las nieves eternas, confirma en sus poetas y escritores esta aseveración; cuando se nace en Bogotá, allá muy alto, bajo un cielo azul y sereno, besado por las brisas de la Sabana y las ráfagas de los páramos orientales, se tiene esa imaginación severa y fría, esa inspiración levantada, pero sin gran colorido, fantasía pálida y nebulosa de las creaciones alemanas y las leyendas escandinavas: tierra de estudio más que de genio, de cultivo más que de espontaneidad, de Arte más que de inspiración, de clásicos más que de talentos, de literatos más que de poetas; se vive ebrio de misticismo y ahíto de antigüedad; se es un Don Miguel. Antonio Caro; es decir, lo clásico mediocre; si se nace aún más alto, allá en las tierras del Zaque, patria de talentos generosos e inspiraciones bíblicas, se tiene ese acento profético y sonoro, ese estro en cuyas creaciones parece oírse el rumor de las palmas de Judea, el gemir del viento entre los cedros del Líbano, o el sonido de los torrentes del Cedrón: entonces, se es un: Don José Joaquín Ortiz: es decir, lo místico-sublime; mas, se refleja de tal modo el país en la imaginación del hombre, es tan severa la teoría del medio, que si senace allá en los declives de la Cordillera, en esas tierras algo pantanosas y mefíticas, patria del bocio, entonces hay imaginaciones enfermas que reproducen perfectamente aquel cuadro; entonces se es idiota, se usa una especie de cretinismo literario, y se llama Carlos Martínez Silva; es decir, lo ridículo; y, si se ha nacido a las riberas del mar, bajo aquel sol de fuego, con los arrullos de aquel gigante encadenado, frente a aquel horizonte infinito; entonces los privilegiados, parecen concentrar en su mente todos los fulgores de aquel cielo, llevan en su fantasía todas las galas de aquella zona, vibran en su acento todos los murmullos de aquellas brisas y las tempestades de aquel océano, y son.: Diógenes Arrieta, es decir, lo grandioso; Rafael Núñez, es decir, lo sombrío; y, si se ha nacido en el Cauca, en aquella naturaleza espléndida y soberbia; en aquella tierra en que todo es grande hasta el delito; tierra de todos los fanatismos, desde el de la religión hasta el de la libertad; allí donde el valor raya en el prodigio, y la ferocidad en lo salvaje; allí donde crecieron, con sus grandezas y delitos, Mosqueras y Arboledas; entonces se concentran en sí toda aquella grandeza: se es literato, poeta, guerrero, orador, filólogo y periodista; se es un César Conto, es decir, lo fecundo”.

Hasta aquí, las apreciaciones del legendario escrito bogotano que -Sentimos verdaderamente que sea de esta cristiana república este señor, de quienes nos vemos precisados a decir que es un impío furibundo, desbocado blasfemo, desvergonzado calumniador, escritor deshonesto, clerófobo e hipócrita- según dijo de él el clérigo Pablo Ladrón de Guevara

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