Se comprobó después que no debió ser ajusticiado y el propio Bolívar se arrepintió de haberlo condenado
Historiadores como Roberto Burgos Ojeda, el médico Darío Morón Díaz, Enrique Otero D'Costa y Enrique Uribe White, entre otros, coinciden en afirmar que con José Prudencio Padilla se cometió la peor injusticia que del proceso de Independencia. Y no solo por la condena a muerte.
La gloria militar de Padilla es una paradoja dolorosa porque terminó despojado de sus insignias militares y fusilado- según señaló lla escritora Aline Helg, considerada como la autora que más ha investigado la vida del prócer.
Tanto Aline Helg como Darío Morón Díaz, dicen que en realidad, José Prudencio Padilla fue víctima del odio que contra ´él sentía el militar venezolano, Mariano Montilla, autor intelectual de un complot para perderlo".
Desde luego, el propio Padilla colaboró con sus enemigos, cometiendo un error político del que se arrepintió cuando ya era demasiado tarde.
En efecto, Padilla se tomó de manera pacífica por tres días a Cartagena para defender la Convención de Ocaña, en la que se negaron las pretensiones de Bolívar de poder nombrar un sucesor.
Se gran enemigo, Mariano Montilla, no dudó en aprovechar la coyuntura: según Aline Helg, se promovieron algunos tumultos y el militar venezolano -desde su residencia en Turbaco- envió varias cartas a Bolívar, señalando que Padilla estaba promoviendo una guerra racial, para lo cual había armado a los habitantes del sector de Getsemaní.
Bolívar, que le temía a un enfrentamiento de este tipo -y que por ello había ordenado fusilar a Manuel Piar en 1817- desconfiaba de Padilla quien, aparte de los señalamientos hechos contra él por Montilla, despertaba antipatía entre una buena parte de la aristocracia cartagenera,
La élite cartagenera, tenía sus razones para detestarlo. Padilla era un "pardo" -mezcla de indio, negro y blanco- lo mismo que su mujer, Anita Romero, con quien el prócer convivía después de haber repudiado a su esposa.
Ella no fue invitada a una fiesta en casa de un aristócrata y esto lo disgustó en gran manera. Marixa Lasso, doctora en historia, explica así el episodio:
-Tal irrespeto se ajustaba a las relaciones tradicionales entre los hombres de la élite y sus amantes pardas. Estas relaciones reforzaban las jerarquías raciales de la Colonia deshonrando a las mujeres pardas, quienes eran excluidas del honorable rol de esposas legítimas, mientras que mantenían intacto el honor del hombre blanco. El honor del hombre blanco iba ligado al de su legítima esposa y sus hijos; lo que os deshonraba era casarse con una mujer parda, mas no sostener relaciones extramatrimoniales con ellas. Padilla y otros republicanos radicales alteraron estas jerarquías, al otorgarles a las mujeres pardas el mismo estatus y trato que a las mujeres de la élite- señalaba.
La molestia de Padilla por el episodio, lo hizo lanzar una frase que después sería tomada por Montilla para acusarlo de querer encabezar una guerra de origen racial:
-La espada que empuñé contra el rey de España, esa espada con que he dado a la patria días de gloria, esa misma espada me sostendrá contra cualquiera que intente abatir a mi clase parda, y degradar a mi persona”- escribió.
Mariano Montilla no dejó pasar la ocasión y en una misiva a Bolívar, le advertía sobre los peligros que entrañaba esta toma que había hecho Padilla de Cartagena.
Para Bolívar, en ese momento, no pesaron las grandes ejecutorias del militar riohachero. Sólo recordó el fusilamiento de Piar a quien se le acusó de querer una supremacía racial de los mestizos en el gobierno, y que Padilla había apoyado las conclusiones de la Convención de Ocaña. Las tropas del Montilla apresaron al Almirante quien fue enviado a Bogotá.
Faltaba el epílogo. En la noche del 25 de septiembre de 1828, cuando los conjurados trataban de matar a Bolívar, doce artilleros y un oficial, llegaron al cuartel de milicias de caballería, donde estaba recluido Padilla y lo liberaron a pesar de la oposición manifestada por el Almirante. le dieron un arma y lo hicieron salir de la edificación. Acto seguido le avisaron a lñas tropas de gobierno que él era uno de los conjurados, fue capturado, juzgado y condenado a muerte el 2 de octubre.
La historiadora, Aline Helg, le atribuye a Mariano Montilla haber planificado de manera cuidadosa todos los puntos de la trampa, lo que corrobora Morón Díaz
-El autor intelectual del complot fue el venezolano Mariano Montilla- afirma Morón
El historiador venezolano, José Gregorio Maita Ruiz, en su portal http://terrestrium-navalium.blogspot.com/ va un poco más allá, señalando las causas de la aversión de Montilla por el militar granadino, que fueron de manera básica el racismo y los celos. Montilla mantenía una relación amorosa con Juanita Rodríguez, una exhuberante "parda" de origen dominicano, que terminó por enamorarse Padilla.
La Zamba Jarocha, como apodaban a la dama, no dudó en abandonar al venezolano, y convertirse en la amante del militar colombiano, lo que acrecentó el odio entre ambos caudillos.
-Esta enemistad entre Padilla y Montilla, la cual además de tener origen en la arrogante actitud de blanco caraqueño del segundo hacia el primero, también tuvo mucho de la rivalidad entre venezolanos y neogranadinos, y de militares de tierra contra marinos. Todo eso además aderezado por el caso de Juanita Rodríguez, apodada “La Zamba Jarocha” por los cartageneros, quien abandonó a Montilla siendo su amante, para iniciar una relación con Padilla- señala Maita Ruiz en su portal.
Bolívar, terminó por arrepentirse de haber condenado a muerte al legendario Almirante Padilla y así lo hizo saber en dos misivas: una dirigida a José Antonio Páez y otra a Pedro Briceño Méndez:
“Las cosas han llegado a un punto que me tiene en lucha conmigo mismo, con mis opiniones y con mi gloria... Ya estoy arrepentido de la muerte de Piar, de Padilla y de los demás que han perecido por la misma causa; en adelante no habrá justicia para castigar el más atroz asesino, porque la vida de Santander es el perdón de las impunidades..." le dijo a Páez -Ya estoy arrepentido de la muerte de Piar, de Padilla y de los demás que han perecido por la misma causa: en adelante no habrá más justicia para castigar el más feroz asesino,- le comentó a Briceño
Así se ha manejado el país en estos 200 años....
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