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Foto del escritorPepe Sanchez

En su Miércoles Literario, Gulliermo Nieto nos trae hoy su cuento El Cazador


El venado con sus ojos alertas, y oliendo el entorno se acercó al pocito.

De pronto sin espabilar sintió olor a hombre y pegó un salto y a gran velocidad se perdió en la espesura de la montaña boscosa.

Ulises Montero, no tuvo tiempo para accionar la escopeta.


EL CAZADOR


Ulises Montero, cazador por necesidad, y graduado en la experiencia, recorría las montañas vírgenes de su región.

Ulises Montero, no fallaba en su cacería era un experto en capturar iguanas, cuando estas golpeadas por las piedras que lanzaba con una cauchera y mucha, fuerza a los árboles de más de siete metros de altura se lanzaban al vacío allí antes de caer al piso estaba Ulises Montero para atraparlas. Una madrugada salió Ulises Montero de cacería a las montañas; no había caminado las tres leguas cuando visualizó la huella de un venado. Decidió seguirlo por la agreste vegetación. Ulises llevaba una mochila. En su interior seis tiros calibre 16, unos Tabacos, fósforos media panela,

un bollo de yuca Sibarquero y una lámpara de cacería por si la noche lo atrapaba, esperando una presa. Una escopeta calibre 16, y un calabazo de bangaño de cinco litros de Agua que Ulises utilizaba racionando el líquido por pequeños sorbos " el agua en el monte es fundamental" se le escuchaba decir en sus parrandas.

Sus pasos eran sigilosos ,continúo toda la mañana detrás del venado, desde las 2 AM que encontró la huella del venado ,Ulises Montero se convirtió en otro ser; sus ojos color miel se iluminaron de intriga, todo lo veía, desprecio conejas gordas ,y armadillos, obesos, a Él solo le interesaba el venado, en su camino vió rastros de ñeque, y senderos de culebras cascabel pero no se interesó, y hasta olvidó que en el pueblo pagaban bien los cascabeles para experimentar, en laboratorios de la ciudad.

La sigilosa persecución continuó; el venado dejaba su huella y detrás Ulises Montero, la seguía. En una revuelta que había detrás del Cerro del Mico, a la distancia vió el venado acercarse a un pocito y tomar un largo trago de agua, eran las doce del día.

Ulises Montero meditó

" te pille aquí es donde bebés tu agua", después de esperar una hora más se acercó al pocito y miró que estaba casi seco, pensó " el vuelve a tomar agua a las cinco de la tarde, aquí lo voy a esperar para tirarlo"

Sin pensarlo dos veces desocupó el calabazo de cinco litros en el pocito y lo dejó lleno hasta su orilla Ulises Montero se retiró a esperar la tarde. En ese lapso le dio hambre y mordía panela y bollo produciendo buena saliva porque el agua la había vertido en él pocito a la espera que regresara el Venado.

Las horas siguientes fueron tortuosas para Ulises Montero tenía mucha sed y hasta llegó a delirar por segundos viéndose tomar agua de la cascada que caía de la montaña. El venado no regresaba y Ulises Montero desesperaba.

Sentía que sus huesos le dolían, la espalda las manos por estar con la escopeta semiapuntando al pocito.

Como a las cinco y treinta de la tarde cuando ya la montaña cabeceaba para dormir, vio venir al venado.

El venado con sus ojos alertas, y oliendo el entorno se acercó al pocito.

De pronto sin espabilar sintió olor a hombre y pegó un salto y a gran velocidad se perdió en la espesura de la montaña boscosa.

Ulises Montero, no tuvo tiempo para accionar la escopeta.

Ya deshidratado, sacó fuerzas para gritarle a todo pulmón

-- hijodeputa no te gustó el agua ? Mañana te traeré coca cola!!

Guillermo Nieto Molina

sept. 19 6:40 PM

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