Más de 1500 civiles fueron fusilados por el ejército colombiano, para proteger los intereses de la United Fruit Company; Debate adelantado por los Representantes a la Cámara, Jorge Eliécer Gaitán y Gabriel Turbay
Es una historia que el gobierno colombiano se ha empeñado en desconocer, Este horrible episodio ocurrido en 1928 -en la denominada Zona Bananera, en la Costa Norte Colombiana- es ignorado por los libros de historia; los estudiantes de hoy no saben que esas espantosas escenas se vieron el país y mucho menos, que el Ejército Nacional dejó de serlo, para convertir a los soldados en fríos y demoníacos asesinos. No pienso en esta nota, colocar una sola opinión mía sobre el tema que dividiré en 4 partes: 1-El pliego de peticiones que los obreros dirigieron a la United Fruit 2-De cómo el Jefe Militar Carlos Cortés Vargas y la empresa norteamericana estaban de acuerdo en no ceder ante la solicitud de los trabajadores y pidieron el Estado de Sitio para poder emplear la fuerza. 3-La espantosa matanza ordenada por un borracho, quien además ordenó que los heridos fuesen rematados a bayoneta. 4-La posición cómplice y encubridora del presidente Miguel Abadía Méndez con la masacre y los “más de mil muertos en las Bananeras” que reportó el gobierno de los Estados Unidos. La historia comenzó en octubre de ese mismo año y fue develada por el Representate a la Cámara, Jorge Eliècer Gaitàn en septiembre de 1929 Los dirigentes sindicales de la zona, Pedro M. del Río, Bernardino Guerrero, Nicanor Serrano, Erasmo Coronell y en especial, Raúl Eduardo Mahecha, confeccionaron –haciéndose eco de las peticiones obreras, elaboraron un pliego de peticiones con nueve puntos cuya aprobación solicitaban a la United Fruit:
Reparación por accidentes de trabajo;Habitaciones higiénicas y descanso dominical; Aumento en 50% de los jornales de los empleados que ganaban menos de 100 pesos mensuales; Supresión de los comisariatos; Cesación de préstamos por medio de vales;P semanal; Abolición del sistema de contratista; y Mejor servicio hospitalario y Un seguro colectivo obligatorio.
La United Fruit, desde luego, no estaba dispuesta a aceptar las solicitudes de sus trabajadores. Por eso, el gobierno colombiano, para favorecer los intereses extranjeros, ordenó que los soldados, se encargaran de cortar y embarcar la cosecha en los trenes. Al respecto, dice García Márquez: en Cien Años de Soledad “el gobierno colombiano destinó soldados para que hiciesen esta tarea, que fue contemplada por los enfurecidos obreros desde la distancia”.
“La historia de Macondo y las bananeras es totalmente real. Lo que pasa es que hay un raro destino en la realidad latinoamericana, inclusive en casos como el de las bananeras que son dolorosos, tan duros, que tienden, de todas maneras, a convertirse en fantasmas. Con la compañía bananera empezó a llegar a ese pueblo gente de todo el mundo y era muy extraño porque en este pueblito de la Costa Atlántica de Colombia, hubo un momento en el que se hablaba todos los idiomas. La gente no se entendía entre sí; y había tal prosperidad, es decir, lo que entendían por prosperidad, que se quemaban billetes bailando la cumbia… Los trabajadores que reclamaron pagos en dinero y no en bonos y lo que pasó fue que el Ejército rodeó a los trabajadores en la estación y les dieron cinco minutos para retirarse. No se retiró nadie y los masacraron…” añade el escritor.
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