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Foto del escritorPepe Sanchez

Guillermo Nieto cuenta cuando se baila en una Batalla de Flores que ya no es de los barranquilleros

*A las 7 de la noche ya no había público en la Vía 40 y fue cuando le permitieron al grupo folclórico de Juan Cumbiamba y Sofía Polleras, salir a desfilar. *Fue cuando comprendieron que el folclor es del alma, y entendieron,que el arnaval que había pasado unas horas antes no era ya nuestro carnaval...Cada día el Carnaval lleno de "delfines"  es invadido  en sus desfiles por intrusos de otras regiones.




Guillermo Nieto en su Miércoles Literario Juan Cumbiamba y Sofía polleras se quedaron con ganas de lucirse  para  los.palcos de la vía 40, habían ensayado todo el año, ahorrado  dinero con esmero esperando el Carnaval . Juan Cumbiamba estaba concentrado en hacer sus buenos pases y Sofía Polleras ¡ni se diga!contaban los días para el carnaval . Juan Cumbiamba llevaba la alegría y esperanza de demostrarle a su pueblo como bailar la cumbia con sentimiento,al lado  de Sofía Polleras, que siempre movía sus caderas con una cadencia especial ,y  por momentos  parecía levitar con sus velas encendidas. El carnaval es su razón de ser su vida;todo el año se prepararon cumplieron con los horarios de ensayo en su cumbiamba así llegaran agotados del trabajo, ellos eran casi siempre los primeros en llegar cumplir con la misión de ensayar, perfeccionar aún más lo que corria por sus venas,esa pasión que solo se siente cuando suena un llamador, se mueven las maracas y estalla al soplo de una ráfaga minúscula de aire la flauta de millo . El sábado de carnaval como estaba acordado llegaron a las 11 de la mañana al sitio de encuentro. Sofía Polleras lucia radiante con su peinado engomado y su flor de cayena roja que hacían relucir más sus ojos negros y sus labios rojos, Juan Curramba impecable vestido de blanco con su sombrero vueltiao y sus alpargatas de cumbiambero adquiridas desde hace casi un año en el mercado de granos de Barranquilla . La hora de salida para el desfile de la comparsa estaba estipulada para 3PM, hora en que la brisa coquetona que viene  del rio se enlaza con la brisa del mar caribe y se unen para bailar al son de la cumbia y el mapale; nuestros más enraizados aires musicales que nacen,crecen ,y mueren con los nacidos en este Caribe sin igual. Comenzó a correr el tiempo, y Juan Cumbiamba y Sofía Polleras departían con sus compañeros de grupo . Juan aprovechó para recordar a sus amigos,pensó en Hernando Burgos Soto, que se alejaba por unos días de su matemática para entregarse por completo en las ecuaciones  de la alegría del carnaval  en Germán Soracá que desde el Huila se enmaizenaba y subía el volumen de su equipo al colocar el cd de la canción himno del carnaval: te Olvidé. Fueron momentos de infinita nostalgia como la que la nostalgia de Helkin Nuñez Cabarcas que no deja de revivir con sus fotografías el pasado para construir un nuevo presente. Pasaban las horas y nada que arrancaban veían salir trailler cargados de actores maquillados y con diseños de sonrisa que más parecían mascaras de otros carnavales, carnavales de otras latitudes de montañas frías y lluviosas. Sofía Polleras también tubo tiempo de recordar a su amiga Shirley Páez,  del Instituto Hispano a su otra amiga Elizabeth Nieto con sus faldas y polleras en campana que al sonar un juepaaajeeé se giraban como desafiando las leyes del circulo la gravedad y sus ángulos vectores. Las horas pasaban el reloj marcaba las 5PM ,el deseo se diluía como se deshacían las cubetas de hielo y el hielo picado que se había comprado en las casas de la vecina y los estancos de la esquinas . A las siete de la noche tocó el turno, Juan Curramba aceptó de mala gana la orden del capitán de la comparsa. " Hay que salir si no hay público, bailaremos para los escobitas y los recicladores". Nunca antes la comparsa bailó tan sincronizada en los palcos no había un alma, solo se veían los recolectores de materiales reciclables, los operarios de la empresa de aseo impecables vestidos de azul no encajaban en el cause colorido del desfile. La vía cuarenta era una pista brillante el piso empapado de la harina de maíz ,maicena extremadamente fina esparcidos por las personas que embadurnan   su rostro y cabello para demostrar su alegría y desenfreno. El piso de concreto era una alfombra blanca,. Se sentía suave y terso.  Los que vieron pasar a Juan Curramba y Sofía Polleras comprendieron que el folclor es del alma, y entendieron,que el carnaval que había pasado unas horas antes no era ya nuestro carnaval...Cada día el carnaval lleno de "delfines"  es invadido  en sus desfiles por intrusos de otras regiones. Guillermo Luis Nieto Molina. Derechos Reservados.

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