No me enseñaron a hacer la guerra de esa manera, y no se pueden ganar guerras destruyendo a mujeres y niños- indicó William D. Leahy, jefe del Gabinete y amigo personal del presidente Truman
Las dos bombas atómicas, Little Boy y Fat Man, alrededor de 300.000 civiles. Un verdadero genocidio sin razones válidas y al que la historia aún no ha condenado
Cuando han pasado más de siete décadas de la rendición de Japón en la Segunda Guerra Mundial tras las bombas atómicas lanzadas sobre Hiroshima y Nagasaki, la controversia sobre si era o no necesario ese espantoso genocidio sigue tan vigente como en los primeros años. ¿Era necesario el lanzamiento de esas bombas?
El presidente Harry Truman siempre lo justificó: -La usamos para acortar la agonía de la guerra, para salvar las vidas de miles y miles de jóvenes estadounidenses- dijo.
Este concepto presidencial, había sido rechazado de antemano. Según los militares del Alto Mando de Estados Unidos, no había necesidad de semejante holocausto. Según ellos, los japoneses estaban a punto de rendirase. Douglas Mc Arthur, uno de los comandantes de la armada norteamericana en el Pacífico y en plena lucha contra los nipones, así se lo manifestó al expresidente Richard Nixon
-El general Douglas] MacArthur me habló una vez de modo muy elocuente al respecto, caminando por su apartamento en el Waldorf. Pensaba que era una tragedia haber utilizado la bomba. MacArthur creía que se deberían aplicar las mismas restricciones a las armas atómicas que a las armas convencionales, que el objetivo militar debería representar siempre un daño limitado a no combatientes… MacArthur, vea, era soldado. Creía en el uso de la fuerza solo contra objetivos militares, y es por eso que todo el asunto nuclear lo disgustaba- dijo en sus memorias el expresidente de los Estados Unidos, Richard Nixon.
Otro de los comandantes de esa Flota del Pacífico, Chester W. Nimitz se pronunció en el mismo sentido:
-Los japoneses, en realidad, ya habían pedido la paz… La bomba atómica no jugó ninguna parte decisiva, desde un punto de vista puramente militar, en la derrota de Japón- afirmó Nimitz, según consta en las publicaciones del historiador y asistente especial en el Departamento de Estado, el profesor de Economía Política, Gar Alperovitz.
Dos testimonios más: El de quien después fuera presidente de Estados Unidos, Dwight Eisenhower quien le dijo al Secretario de de Guerra, Henry L Stinson:
-Durante su enumeración de los hechos relevantes, fui consciente de un sentido de depresión y por lo tanto le expresé mis graves dudas, primero sobre la base de mi creencia de que Japón ya estaba derrotado y que el lanzamiento de la bomba era totalmente innecesario, y segundo porque pensaba que nuestro país debía evitar el choque a la opinión pública mundial por el uso de un arma cuyo empleo, pensaba, ya no era indispensable como una medida para salvar vidas estadounidenses- agregando acto seguido que- “No era necesario atacarlos con esa cosa horrible”
Por su parte, el Jefe del Gabinete y amigo personal del presidente Truman, William D. Leahy, le dijo al mandatario: -El uso de esa arma bárbara en Hiroshima y Nagasaki no sirvió de ninguna ayuda material en nuestra guerra contra Japón. Los japoneses ya estaban derrotados y prestos a rendirse… Al ser los primeros en utilizarla… adoptamos un estándar ético común a los bárbaros de la era del oscurantismo. No me enseñaron a hacer la guerra de esa manera, y no se pueden ganar guerras destruyendo a mujeres y niños- indicó.
Si los militares decían que no se necesitaba ¿Por qué entonces se lanzó la bomba atómica sobre la indefensa población civil de Hiroshima y Nagasaki? Winston Churchill sostiene que fue un “acuerdo unánime”, señaló en sus memorias. Y se sabe que festejó alborozado cuando se enteró de que Little Boy había sido lanzada sobre Hiroshima:
–Churchill quedó entusiasmado y ya se imaginaba capaz de eliminar todos los centros industriales de Rusia y todas las zonas de fuerte concentración de población- señaló Lord Allan Brooke, uno de sus consejeros
En las memorias del profesor Gar Alperovitz. “Para no perder un valioso activo de guerra y para hacer hincapié en su poder destructivo, el comité del Departamento de Estado recomendó lanzar la bomba atómica sobre una ciudad”
Sí, sólo para mostrar poderío bélico y no porque fuese necesario, Estados Unidos aniquiló mediante dos bombas atómicas, Little Boy y Fat Man, alrededor de 300.000 civiles. Un verdadero genocidio sin razones válidas y al que la historia aún no ha condenado
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