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Foto del escritorPepe Sanchez

La Independencia de México se gestó como lucha de clases, a diferencia del resto de América Latina

“¡Viva la América!, ¡Viva Fernando VII!, ¡Viva la religión y mueran los gachupines!”, dicen que fue el Grito de Dolores, lanzado por el cura Miguel Hidalgo el 15 de septiembre de 1810



La historia de la Independencia de México, es casi por completo diferente a lo que ocurrió en el resto de América. Mientras en el resto del continente todo se inició porque los diversos grupos de hijos de españoles nacidos acá -denominados criollos- querían sumarse al poder -o por lo menos disfrutar de él- la de los los centroamericanos comenzó con los indios y los mestizos, acaudillados por el sacerdote Miguel Hidalgo y Costilla, quienes establecieron una verdadera lucha de clases.

En Buenos Aires, Santa Fe de Bogotá, Caracas y demás, quienes patrocinaron estas protestas fueron los aristócratas, líderes ilustrados y casi todos imbuidos de la Revolución Francesa, en México, según cuenta Biografía y Vidas, La Enciclopedia en Línea. la cuestión fue del todo diferente:

-El llamado de Hidalgo fue atendido por centenares de campesinos de los lugares cercanos y, a medida que avanzaban, se les iban uniendo peones e indios de las comunidades. Éstos veían en la revuelta la posibilidad de mejorar su mísera situación, provocada por las malas cosechas y el alza de precios- indica la publicación

La situación se gestó en Dolores, un municipio de Guanajuato, que a mediados del siglo XVI y gracias a disposiciones de los españoles. había sodio propiedad de una sola persona, el abogado Hernán carrillo Altamirano, miembro de la Real Audiencia. Para ese momento, el pueblo estaba muy descontento pues las reformas hechas por los Borbones, habían causado una extrema pobreza y enorme descontento de los habitantes. Entre el 15 y el 15 de septiembre de 1810, el sacerdote Hidalgo, párroco de la población hizo sonar a rebato las campanas -Convocación de los vecinos de uno o más pueblos, hecha por medio de campana, tambor, almenara u otra señal, con el fin de defenderse cuando sobreviene un peligro, según indica la Real Academia de la Lengua- y respaldado por habitantes del lugar. liberó presos políticos y se apoderó de las armas que estaban allí.

Pero...¿Qué gritó el sacerdote Miguel Hidalgo para soliviantar a la gente?

No existe una versión oficial de las palabras pronunciadas por el cura para convocar a los habitantes para convocar a los ciudadanos pero la mayoría de historiadores, conviene en aceptar que lanzó vivas a la Virgen de Guadalupe y a México, al tiempo que rechazaba el mal gobierno y demostraban su odio con insultos a los españoles. Otros afirman que también aclamó al Rey Fernando VII, aunque otros sostienen lo contrario. Aquí, algunas versiones tomadas del MAP, Museo de Arte Popular de México

«¡Viva la Virgen de Guadalupe! ¡Abajo el mal gobierno! ¡Viva Fernando VII!». "¡Viva México!, ¡Viva la Virgen de Guadalupe! ¡Mueran los Gachupines!" Mexicanos:Mueran los gachupines Muera el mal gobierno Viva Fernando VII Viva la América libre Viva la Virgen de Guadalupe

Manuel Abad y Queipo (1810) “¡Viva nuestra madre santísima de Guadalupe!, ¡viva Fernando VII y muera el mal gobierno!”

Diego de Bringas (1810) “¡Viva la América!, ¡viva Fernando VII!, ¡viva la religión y mueran los gachupines!”

Anónimo (1810) recopilado por Ernesto Lemoine Villicaña: “Viva la religión católica!, ¡viva Fernando VII!, ¡viva la patria y reine por siempre en este continente americano nuestra sagrada patrona la santísima Virgen de Guadalupe!, ¡muera el mal gobierno!”

Juan Aldama (1811) n¡Viva Fernando VII!, ¡viva América!, ¡viva la religión y muera el mal gobierno!”

Servando Teresa de Mier (1813)“¡Viva Fernando VII y la Virgen de Guadalupe!”


Lucas Alamán (1840) “¡Viva la religión!, ¡viva nuestra madre santísima de Guadalupe!, ¡viva Fernando VII!, ¡viva la América y muera el mal gobierno!” A lo que el pueblo respondió: “¡Viva la Virgen de Guadalupe y mueran los gachupines!”

A pesar de dirigir unas tropas turbulentas e indisciplinadas, sin instrucción militar, 18 de septiembre Hidalgo, obtuvo algunas resonantes victorias, como la de Guanajuato el 28 de septiembre, la de Valladolid el 17 de octubre, la del el 25 cuando tomó Toluca y en Montes de las Cruces, una que pareció definitiva el 30: derrotó a Torcuato Trujillo, designado por el virrey Francisco Javier Venegas para interceptar a los insurgentes. Ya sólo quedaba México, pero...

Hidalgo cometió el error de no atender el consejo de su compañero Ignacio Allende, quien urgía tomar la capital, permitió que los realistas se recuperaran y fue derrotado el 7 de noviembre en Aculco.

Jamás se aclaró el misterio. ¿Por qué Hidalgo no quiso tomar Ciudad de México (hoy D.F.) cuando pudo hacerlo sin mayores dificultades?


El portal Informador.Mx el viernes 13 puntualiza lo siguiente:


El profesor de Historia de la Universidad de Guadalajara (UdeG) Francisco Javier Moreno comenta que es natural preguntarse por qué las tropas insurgentes no siguieron a la Ciudad de México.

Una de las razones puestas sobre la mesa es la conducta del Ejército Insurgente, que saqueaba los sitios en los que triunfaban.

El investigador puntualiza que Ignacio Allende era un “caballero” y buscó trasladar esa cualidad al movimiento, pero no lo logró, pese a que quiso imponer una estrategia de guerra y disciplina militar. “No le interesaba matar ni fusilar a sus enemigos derrotados, mucho menos la violencia o el saqueo”, afirma el docente.

Por su parte, el escritor Francisco Martín Moreno, autor de México Negro, ha señalado  que es evidente que la rivalidad entre los dos líderes del movimiento se debió a que el Cura de Dolores se negó a tomar la Ciudad de México que entonces contaba con una población de 200 mil habitantes.

Tras esa derrota en Aculco a manos de los realistas, Hidalgo egresó a Valladolid y de allí a Guadalajara, pero ya todo estaba consumado, como lo describe de manera brevel Siglo de Torreón en su ediciión del 13 de septiembre:


-Fue capturado cuatro meses después y llevado hasta el estado de Chihuahua, donde lo juzgaron en consejo de guerra y lo condenaron a muerte.

Sufrió de degradación como sacerdote y finalmente el 30 de julio de 1811 fue fusilado. Posteriormente, su cabeza fue colgada y exhibida en la alhóndiga de Granaditas en Guanajuato, junto con las de otros insurgentes como Allende, a manera de amenaza para los habitantes.

A su muerte, otros insurgentes continuaron con sus ideas independentistas y años después, cuando se logró consolidar la República Mexicana en 1824, Hidalgo fue reconocido como el primer insurgente y padre de la patria- señala el diario

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