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Foto del escritorPepe Sanchez

Luis Carlos "El Tuerto" López, nació en Cartagena el 11 de junio de 1879 y su poesía fue inmortal

Actualizado: 12 jun 2019




“Bisojo, medio cínico, de cáusticas sonrisas de Voltaire” como se describió él mismo, el poeta cartagenero Luis Carlos López Escauriaza nació el 11 de junio de 1879 y 20 años después, ya había hecho olvidar en Colombia el Modernismo, “situándose en el Postmodernismo”, como afirmaba uno de sus grandes admiradores y cultores en Barranquilla, Gonzlao Conde Abello .-Políticos, curas, putas, mendigos, viejas beatas, nadie se se le salvaba. No dejaba -como decimos aquí- “títere con cabeza”- afirmaba Conde Abello López Escauriaza estudiaba en la Universidad de Cartagena pero la Guuerra de los Mil Días lo envolvió hasta el punto de haber sido hecho prisionero por el gobierno conservador. -Estoy seguro de que lo soltaron porque no podían con sus burlas, con sus chanzas y con sus respuestas duras. Hasta de los militares se mofaba”, contaba Conde. -Si tuvieras que escoger una poesía del Tuerto López..¿Por cual te inclinarías? le pregunté una vez a Gonzalo en una noche de parranda. -Dos- me respondió Conde Abello- porque en ellas se revela su  más terrible ironía, como la punta de un afilado puñal rasgando los puntos de una herida ya cicatrizada, para luego echarle limón:  A un perro y a Un Condiscípulo. Bien, para complacerte Gonzalo, allá donde estás al lado de Dios Padre, aquí están ambas:


A UN PERRO

¡Ah, perro miserable, que aún vives del cajón de la bazofia, —como cualquier político— temiendo las sorpresas del palo de la escoba!

¡Y provocando siempre que hurtas en el cajón pleno de sobras —como cualquier político— la triste protesta estomacal de ávidas moscas!

Para después ladrarle por las noches, bien harto de carroña, —como cualquier político— a la luna, creyendo que es algún queso de bola…

¡Ah, perro miserable, que humilde ocultas con temor la cola, —como cualquier político del día— ¡y no te da un ataque de hidrofobia!


A UN CONDISCIPULO

¡Qué situación la tuya…¡Qué situación la mía! Los dos fuimos alumnos de griego y de latín Y desde aquellos años de olímpica alegría, tu no pasaste nunca de ser un adoquín.

Más hoy por un prodigio, quizá de hechicería, Ya eres académico, tu casa es un jardín, Y sabiamente preñas de duros tu alcancía, Mientras que tu cofrade no guarda ni un chelín

Después surgió el político. Yo apenas soy un cero, Viajas en automóvil. Y yo por mi sendero., Cabalgo en rocinante, sin humos de chofer.

Y yo, cuando te encuentro, con qué efusión te acojo. Siempre andas por las calles, más serio que un cerrojo, Con una de las cáusticas sonrisas de Voltaire.

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