ESTO MERECIÓ MÁS CENSURA POR PARTE DE LA IGLESIA CATÓLICA, QUE EL MISMO ERROR COMETIDO POR ESTE PONTÍFICE CON EL JUICIO Y LA CONDENA DE GALILEO GALILEI
Maffeo Barberini, nació en Florencia en abril de 1568; fue electo Papa el 6 de agosto de 1623; murió en Roma el 29 de julio de 1644 y aunque muchos consideran que su peor error como Pontífice fue la condena del científico Galileo Galilei, la propia Iglesia Católica censura su tráfico de influencias, su nepotismo y su intervención en política, lo que ocasionó una guerra civil que terminó "sin éxito decisivo hasta que el Papa concluyó una paz vergonzosa el 31 de marzo de 1644."
Ciomo se recordará, Galileo Galilei, rescató la llamada Teoría Heliocéntrica, esbozada por Nicolás Copérnico 100 años antes, según la cual, no era la Tierra el centro del Universo sino que este planeta y todos los demás, giraban alrededor del Sol. Esta tesis contradecía el pasaje bíblico de Josué en Gabaón, cuando ordenó al sol que se detuviese, hasta cuando él hubiese aniquilado a todos sus enemigos..
La descripción de lo ocurrido en el juicio, condena y retractación de Galileo, la describe así https://www.lavozdegalicia.es/, portal de la Voz de Galicia:
Después de un largo y penoso juicio, el 22 de junio de 1633, se postraba de rodillas ante los jueces del Santo Oficio. Con la cabeza inclinada recitó la fórmula de rigor y negó la teoría heliocéntrica del Sistema Solar enunciada por Nicolás Copérnico. A sus 69 años, Galileo era un reconocido científico en la Europa de su tiempo, famoso por la claridad de sus escritos y por ridiculizar eficazmente a sus contrarios. La Iglesia, a través del Tribunal de la Inquisición, lo había doblegado. A pesar de ello, la leyenda cuenta que musitó: «Eppur si muove» («y sin embargo se mueve», refiriéndose a la Tierra).
La ignominia había fraguado. La Iglesia hizo ostentación de su poderío, se metió en un terreno que no era el suyo y humilló a un sabio anciano. Más de 300 años después, reconoció públicamente su error y trató de limpiar de culpa la figura de Galileo, un poco tarde, pero no tanto, si las autoridades de la Iglesia aprendiesen la lección y reconociesen que los mundos de la ciencia y de la religión son distintos. La ciencia camina hacia la verdad a través de la experiencia bien hecha y contrastada y se rige por leyes. La Iglesia alumbra sus caminos con la fe y se rige por dogmas. Nunca más debería de producirse una condena tan injusta como la de Galileo o la de Nicolás Copérnico. Hasta aquí la publicación
Tres siglos después, el Papa Juan Pablo II, en 1992, admitió que los consejeros religiosos habían cometido errores en el juicio a Galileo. No se reconoció la equivocación de la Iglesia, al haberlo condenado como hereje. Pero con todo y lo terrible de este error, eso no fue lo peor en el pontificado de Urbano VIII. La propia Iglesia Católica -en su Enciclopedia Católica, «OMNIA DOCET PER OMNIA»- señala que lo más grave de su paso por el solio papal, fueron el haber nombrado a sus sobrinos en importantísimos cargos en El Vaticano y la posterior guerra civil contra el ducado de Parma, que terminó con una vergonzosa decisión de retroceso del Pontificado, que después de haber excomulgado y arrebatado sus bienes al Duque, debió devolver todo.
Esto es lo que señala la Enciclopedia en torno al nepotismo papal y al nombramiento de los sobrinos del Prelado en cargos importantes. Al final se arrepintió pero...
-El error más grande de Urbano fue su excesivo nepotismo. Tres días después de su coronación nombró cardenal a su sobrino Francesco Barberini; en 1627 le nombró bibliotecario del Vaticano; y en 1632 vicecanciller. Francesco no abusó de su poder. Construyó el gran Palacio Barberini y fundó la famosa Biblioteca Barberini que fue adquirida en 1902 por el Papa León XIII y pasó a formar parte de la Biblioteca del Vaticano. El sobrino de Urbano, Antonio Barberini, el Joven, fue nombrado cardenal en 1627, después fue nombrado camerlengo en 1638, y después comandante en jefe de las tropas papales. Fue legado en Aviñón y Urbino en 1633; en Bolonia, Ferrara y Romaña en 1641. El hermano de Urbano, Antonio, quien era capuchino, recibió la Diócesis de Senigaglia en 1625, fue nombrado cardenal en 1628 y después designado gran penitenciario y bibliotecario del Vaticano. Un tercer sobrino de Urbano, Tadeo Barberini, fue nombrado Príncipe de Palestrina y Prefecto de Roma. Son casi increíbles las inmensas riquezas acumuladas por la familia Barberini a través del nepotismo de Urbano. Finalmente, atormentado por los escrúpulos debido a su nepotismo, Urbano designó dos veces un comité especial de teólogos para que investigaran si era legal que sus sobrinos retuvieran sus posesiones, pero en ambas ocasiones el comité decidió a favor de sus sobrinos. Entre los miembros del segundo comité estaban el Cardenal Lugo y el Padre Lupis- se dice
Todo esto fue tomado de la Enciclopedia Católica, para evitar de que estas notas sean tildadas de sectarias, sesgadas o malintencionadas. Así narra la publicación, el episodio de la guerra civil:
-En 1626 extendió el territorio papal induciendo al anciano Duque Francesco Maria della Rovere a ceder su Ducado de Urbino a la Iglesia. Hacia el final de su pontificado sus sobrinos le involucraron en una guerra inútil con Odoardo Farnese, el Duque de Parma, con quien había discutido por asuntos de etiqueta en su visita a Roma en 1639. En venganza indujeron a Urbano a prohibir la exportación de grano de Castro hacia el territorio romano, privando así a Farnese de un ingreso sin el cual no podía pagar los intereses de sus monti, u obligaciones. Los acreedores del duque se quejaron al Papa, quien tomó posesión a la fuerza de Castro el 13 de octubre de 1641, con el fin de asegurar el pago. Esto demostró no ser efectivo, y el 13 de enero de 1642, Urbano [{Excomunión|excomulgó]] a Farnese y le privó de todos sus feudos. Apoyado por Toscana, Modena y Venecia, el duque se lanzó hacia Roma a la cabeza de unos 3000 hombres a caballo, haciendo retroceder las tropas papales. Las negociaciones de paz concluyeron cerca de Orvieto, pero no fueron aceptadas por el Papa. En 1643 se renovaron las hostilidades y continuaron sin éxito decisivo hasta que el Papa concluyó una paz vergonzosa el 31 de marzo de 1644. Fue obligado a liberar al duque de la excomunión y restaurarle todos los lugares tomados por las tropas papales- se indica
Pero hubo más. El Pontífice dilapidó ingentes sumas de dinero en armamento para la guerra, y ordenó hacer unas estructuras con el acero del techo del Panteón, lo que originó la burla de todos. Este remate de historia aparece así en la Enciclopedia Católica
-Urbano gastó fuertes sumas en armamento, fortificaciones y estructuras de todo tipo. En Castelfranco construyó el costoso pero mal situado Fuerte Urbano, estableció una gran fábrica de armas en Tívoli, y transformó Civitavecchia en un puerto militar. Fortificó fuertemente el Castillo de San Ángelo, Monte Caballo, y construyó varias fortificaciones en el lado derecho del Tíber en Roma. Construyó la villa papal bellamente situada en Castel Gandolfo, fundó el Seminario del Vaticano, construyó varias iglesias y monasterios, embelleció calles, plazas y fuentes. Las tres abejas en su escudo atrajeron la atención de todo visitante a Roma. En la Basílica de San Pedro construyó el baldaquín sobre el altar mayor, la tumba de la Condesa Matilda, trasladando sus restos de Mantua, y su propia tumba, al frente de la del Papa Paulo III. Para algunas de estas estructuras empleó bronce del techo del Panteón, con lo que surgió la bien conocida pero injustificada pasquinada: “Quod non fecerunt Barbari, fecerunt Barberini" Lo que no hicieron los bárbaros, lo hicieron los Barberini, en alusión al apellido de su familia.
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