Shelley murió un día como hoy, en 1822
El poeta Percival Bishe Shelley, su esposa Mary -la autora de la historia de Frankenstein- y Lord Byron fueron protagonistas de un escándalo que hizo estremecer hasta los cimientos de la tímida y conservadora sociedad de la Inglaterra del Siglo XIX
Víktor Frankestein, un joven nacido en Ginebra, enamorado ardiente del estudio de la Anatomía y empecinado en dar con el principio y origen de la vida, se traslada a Alemania e ingresa a la Universidad de Ingolstadt.
Allí, se dedica a perfeccionar sus estudios, que al final lo llevan a crear -a partir de restos de seres humanos- al monstruo que lleva su nombre. Esta es la síntesis de la obra de Mary Ann Shelley, una singular dama inglesa, pionera del género de novela de ciencia ficcíón. En aquel lejano verano de 1816, ella, influenciada por los avances de la electricidad logrados por el físico italiano Luigi Galvani, concibió la idea de que a partir de tal energía, podía lograrse que un cadáver resucitara o crear un ser nuevo, con base en las partes del cuerpo de diferentes muertos. Así lo cuenta David Guston, director de la Escuela para el Futuro de la Innovación en la Sociedad de la Universidad Estatal de Arizona, al portal Open Mind:
–Mary tuvo una gran influencia de personas que hoy llamaríamos científicos- dice. refiriéndose al hecho de la gran impresión que los experimentos eléctricos, habían influido en la escritora. -Hay pruebas de que Mary vio demostraciones galvánicas, que eran populares entonces- añadió.
Pero dejando a un lado la novela -sobre la que se han hecho más de 90 representaciones teatrales desde hace dos siglos y unas 80 películas- la creadora, Mary Anne Shelley, llevó una vida muy agitada y causó grandes escándalos en la cerrada, solemne y muy conservadora sociedad británica de su tiempo.
Mary Shelley nació el 30 de agosto de 1797 en Londres., hija del filósofo William Godwin y de la escritora y feminista Mary Wollstonecraft.
Su progenitora falleció y eso pareció marcarla pues siendo “una niña se evadía en el cementerio de Saint Pancras, donde fue enterrada su progenitora. Sobre su tumba aprendió a leer. Su padre solía acompañarla junto a su hermanastra Fanny y practicaban lectura sobre las lápidas”, cuenta la historia
En 1814, a los 16 años de edad, Mary abandonó su hogar y su país con el poeta Percy Shelley, con el que había iniciado una relación a pesar de estar casado. La pareja viajó a Francia y a Suiza y comenzó su gran aventura.
EL MÉNAGE A TROIS DE LOS POETAS
Los poetas británicos, Jorge Gordon (Lord) Byron y Percival Bishe Shelley superaron todo lo del siglo XIX. Estos poetas que revolucionaron a Europa no sólo con su arte, sino con sus escándalos sexuales, protagonizaron diferentes Ménages a Trois, (Amores de Tres) que conmovieron no sólo a la reprimida Inglaterra victoriana del siglo sino al resto del continente.
El Ménage a Trois no entraña el simple triángulo amoroso (dos mujeres con un mismo amante o un hombre con dos mujeres), sino que exige un poco más: la convivencia. Decía Shelley que el amor es “libre, requiere vida en común y tener todos los amantes que se quiera”. Y no hace discriminación entre hombres y mujeres.
Él quiso siempre ser protagonista de Menages a Trois. Lo intentó en principio con su amigo Jefferson Hogg, pero no lo logró. Aquí entra en juego, Mary Wollstonecraft -más conocida ahora como Mary Shelley -creadora de Frankenstein- quien se negó de manera rotunda, pese a la insistencia de su esposo.
Pero más adelante todo cambiaría
Shelley entonces, optó por otro tipo de trío. Llevó a su casa a la hermanastra de Mary, Claire Clermont, a su vez amante de Lord Byron, a lo que ella no opuso inconveniente alguno, sumándose a la idea.
Lord Byron, por su parte, también había asombrado a la mojigata Europa de ese siglo XIX, mediante enormes escándalos, que motivaron su destierro de Inglaterra y que se le prohibiera, de por vida, el regreso al país. Su condición de bisexual, lo llevó desde muy joven a relaciones indistintas, entre las que se destacan algunas con sus compañeros de colegio y otras con sus primas más cercanas.
No es de extrañar que también fuese el eje de su propio trío. Este triángulo estuvo integrado por él, su esposa Ana Isabelle Millblanke y Augusta, hermana de Byron, con quien ya había tenido experiencias incestuosas. Por cierto que cuando se casó con Anabelle –como se le conocía en Inglaterra- le dijo: “Vas a saber que te has casado con el diablo”.
Según cuenta su biógrafo, William Haszlit, “las hacía concursar besándose y actuaba él mismo como juez y protagonista, sumándose a la orgía”. El cine lo magnificó con la película española, Remando Al Viento, producida por Gonzalo Suárez en 1987, en la que se describe la singular convivencia.
No es pues de extrañar que cuando conoció a su Shelley, se formalizara el “triángulo perfecto” que ambos deseaban. Ellos dos amándose entre sí, y a su vez siendo amantes de Mary.
Mares de opio, y los más desenfrenados refinamientos sexuales, fueron, durante un año, la pasión única y absoluta del trío, al que se entregaron en materia y espíritu. Este triángulo, en ocasiones se convertía en pentágono, cuando se sumaban a él Claire, hermanastra de Mary y amante de Byron y el médico de éste, John William Polidori. Fue una de esas escalofriantes noches, cuando Byron propuso que cada uno escribiera un cuento sobre fantasmas.
De ahí salieron “Vampirismo”, elaborado por Polidori, pero atribuido siempre a Byron y el inmarcesible Frankenstein, de Mary Shelley. Ambas obras resultaron bestsellers-10.000 ejemplares vendidos en una sola jornada- lo que hizo retornar a la fama a los escritores y que se recrudeciera todo el odio que Inglaterra sentía hacia ellos. Las obras de los tres, han traspasado las fronteras universales. Sus tesis hoy son globales y las invitaciones tripartitas, ya son encontradas, sin hipocresías, en los avisos clasificados de los periódicos, y más aún en Internet.Shelley y Byron no terminaron allí. Protagonizaron un triángulo aún más impactante: tres hombres amándose son una pasión sin barreras, pero ese será otro relato.Resta agregar que Inglaterra, no permitió que los restos mortales de los poetas, resposaran en el país, debido a la rigurosidad victoriana.
Hace poco, los principales noticieros televisivos de Colombia, revelaron la historia del bogotano, José de Jesús Sierra, un hombre que convive con dos mujeres con las que tiene un total de 15 hijos. Según los reportajes, ambas mujeres –Luz Dary Torres y Esther García- están muy contentas con la situación.
Una se encarga de ayudar a los niños en las tareas escolares y la otra, de las labores domésticas. Mientras tanto, el prolífico “esposo”, disfruta y se enorgullece con el hecho aunque se duele de “que tengo que trabajar demasiado, pues la plata nunca alcanza para estos gastos”.
Tiempo atrás, en los 70s, el compositor y cantante colombiano, Alfredo Gutiérrez, había hecho pública la melodía “Dos Mujeres”, que habla sobre el mismo tema. Y mucho antes, el 15 de agosto de 1894, Ricardo de la Vega y Tomás Bretón, estrenaron la zarzuela” La Verbena de la Paloma” (por supuesto, no tiene un significado obsceno), donde se trata la misma compleja situación.
Dicha zarzuela, que lleva ese nombre porque fue dedicada a las fiestas de la Asunción de la Virgen –conocida en Madrid como La Virgen de la Paloma- muestra el simpático enamoramiento del “setentón, don Hilarion, de dos hermosas pero coquetas hermanas, Casta y Susana”.
“Yo me quedo con las dos”, canta el barítono en el papel de este Don Juan casi senil que, “si me siento como un muchacho, la culpa no tengo yo”.
En La Biblia, los casos son múltiples, pero basta citar dos. Ante la imposibilidad de que su mujer Sara concibiera, Abraham tomó a su esclava, Agar, con quien procreó a Ismael, con la aquiescencia y beneplácito de su esposa: Este hecho es resaltado por San Pedro en su primera epístola (3: 06), quien le pide a las mujeres cristianas que sean como Sara que “obedeció a Abraham llamándole señor”.
Jacob, tuvo que trabajar de manera dura durante siete años, para que su tío Labán, le concediera a Raquel como esposa. Pero Labán –quien al parecer no tenía nada de tonto- le dio en su lugar a Lía, hermana mayor de Raquel. “Nuestra costumbre es que las mayores se casen primero”, le dijo. Como resultado de todo esto, Jacob debió someterse de nuevo a laborar siete años, para entonces sí, conseguir a Raquel.
Que los tres convivieron, lo demuestra el siguiente relato del Génesis -31 y 32- “Cuando El Señor vio que Jacob despreciaba a Lía, hizo que ésta tuviera hijos, pero a Raquel la mantuvo estéril. Lía quedó embarazada, y después tuvo otros hijos”: Rubén, Simeón, Leví y Judá. Con Raquel, Jacob engendró a los otros ocho vástagos, quienes junto con los cuatro primeros, dieron origen a las Doce Tribus de Israel.
EL MÉNAGE A TROIS DE LOS POETAS
Pero los poetas británicos, Jorge Gordon (Lord) Byron y Percival Bishe Shelley superaron todo lo del siglo XIX, Estos poetas que revolucionaron a Europa no sólo con su arte, sino con sus escándalos sexuales, protagonizaron diferente menage a trois, (Amores de Tres) que conmovieron no sólo a la reprimida Inglaterra victoriana del siglo sino al resto del continente.
El ménage a trois no entraña el simple triángulo amoroso (dos mujeres con un mismo amante o un hombre con dos mujeres), sino que exige un poco más: la convivencia. Decía Shelley que el amor es “libre, requiere vida en común y tener todos los amantes que se quiera”. Y no hace discriminación entre hombres y mujeres.
El quiso siempre ser protagonista de menages a trois. Lo intentó en principio con su amigo Jefferson Hogg, pero no lo logró. La esposa de Shelley, Mary Wollstonecraft -más conocida como Mary Shelley -creadora de Frankenstein- se negó de manera rotunda, pese a la insistencia de su esposo.
Shelley entonces, optó por otro tipo de trío. Llevó a su casa a la hermanastra de Mary, Claire Clermont, a su vez amante de Lord Byron, a lo que ella no opuso inconveniente alguno, sumándose a la idea.
Lord Byron, por su parte, también había asombrado a la mojigata Europa de ese siglo XIX, mediante enormes escándalos, que motivaron su destierro de Inglaterra y que se le prohibiera, de por vida, el regreso al país. Su condición de bisexual, lo llevó desde muy joven a relaciones indistintas, entre las que se destacan algunas con sus compañeros de colegio y otras con sus primas más cercanas.
No es de extrañar que también fuese el eje de su propio trío. Este triángulo estuvo integrado por él, su esposa Ana Isabelle Millblanke y Augusta, hermana de Byron, con quien ya había tenido experiencias incestuosas. Por cierto que cuando se casó con Anabelle –como se le conocía en Inglaterra- le dijo: “Vas a saber que te has casado con el diablo”.
Según cuenta su biógrafo, William Haszlit, “las hacía concursar besándose y actuaba él mismo como juez y protagonista, sumándose a la orgía”. El cine lo magníficó con la película española, Remando Al Viento, producida por Gonzalo Suárez en 1987, en la que se describe la singular convivencia.
No es pues de extrañar que cuando conoció a su Shelley, se formalizara el “triángulo perfecto” que ambos deseaban. Ellos dos amándose entre sí, y a su vez siendo amantes de Mary-Mares de opio, y los más desenfrenados refinamientos sexuales, fueron, durante un año, la pasión única y absoluta del trío, al que se entregaron en materia y espíritu. Este triángulo, en ocasiones se convertía en pentágono, cuando se sumaban a él Claire, hermanastra de Mary y amante de Byron y el médico de éste, John William Polidori. Fue una de esas escalofriantes noches, cuando Byron propuso que cada uno escribiera un cuento sobre fantasmas.
De ahí salieron “Vampirismo”, elaborado por Polidori, pero atribuido siempre a Byron y el inmarcesible Frankenstein, de Mary Shelley. Ambas obras resultaron bestsellers-10.000 ejemplares vendidos en una sola jornada- lo que hizo retornar a la fama a los escritores y que se recrudeciera todo el odio que Inglaterra sentía hacia ellos. Las obras de los tres, han traspasado las fronteras universales. Sus tesis hoy son globales y las invitaciones tripartitas, ya son encontradas, sin hipocresías, en los avisos clasificados de los periódicos, y más aún en Internet.Shelley y Byron no terminaron allí. Protagonizaron un triángulo aún más impactante: tres hombres amándose son una pasión sin barreras, pero ese será otro relato.Resta agregar que Inglaterra, no permitió que los restos mortales de los poetas repasaban en el país, debido a la rigurosidad victoriana.
Comentarios