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Foto del escritorPepe Sanchez

La Mesa de Salomón y su misterio (Quienes se dedicaron a buscarla, obtuvieron enormes riquezas)

Actualizado: 14 abr 2020

*Hiram de Tiro, el arquitecto que construyó el Templo de Jerusalén, fue quien diseñó y estructuró esa Mesa por requerimiento del propio Salomón, y que aparece descrita con todo cuidado en 1-Reyes 7: 23-26 o en 2-Crónicas 4: 1-5.



Es uno de los más grandes enigmas del universo. Según las escrituras, Salomón ordenó la fabricación de una mesa de oro y esmeraldas, que estaba fundamentada en 365 pies también de oro. Pero el tesoro más grande, no eran los minerales preciosos que la conformaban. Era que –según la Cábala judía- allí estaba insertado el verdadero secreto de Dios.

Hiram de Tiro, el arquitecto que construyó el Templo de Jerusalén, fue quien diseñó y estructuró esa Mesa por requerimiento del propio Salomón, y que aparece descrita con todo cuidado en 1-Reyes 7: 23-26 o en 2-Crónicas 4: 1-5.

La Biblia cuenta de cómo Salomón no le pidió a Dios riquezas, sino sabiduría. Y esta sabiduría vino con la construcción del templo de Jerusalén. Para materializar esa edificación, el legendario rey hizo llegar a Israel a los mejores arquitectos del mundo conocido incluyendo  a Tarsis –a la que algunos autores hacen coincidir con España- muy cerca de donde se cree estaba ubicada la mítica Atlántida.

Lo cierto de todo, es que estos arquitectos, en especial el citado Hiram de Tiro, director de la construcción.  aportaron a Israel su conocimiento de la naturaleza y del Cosmos, y la idea egipcia y recogida por los griegos, de que el hombre es un Microcosmos.

¿Eso que significa? Simple. Así como el Cosmos funciona a la perfección, sin que mano humana intervenga en él, tal es el hombre. Capaz de producirlo todo para su propio beneficio, en el máximo grado de la excelencia. Hecho a imagen y semejanza de Dios.

“Así como es arriba es abajo”, señala un postulado esotérico, que trata sobre el mismo tema. Es lo que muchos creen ver en la famosa Estrella de Salomón (o de David, para otros), dos triángulos equiláteros, enlazados por la mitad, con uno de sus vértices en la parte superior y otro en la inferior.

El triángulo, se considera la creación perfecta. La Santísima Trinidad, de la Iglesia Católica y las tradiciones egipcias, sumerias, caldeas y babilonias, así lo indican también. Esto está basado en hechos tangibles. Por ejemplo: ¿Por qué existe la luz? Porque hay oscuridad, ¿Y cómo sabemos que existen ambas? Porque podemos percibirlas. Si falta este tercer lado del triángulo, nuestra percepción, entonces no existen luz u oscuridad. Como para un ciego, verbigracia.

Los dos triángulos, entonces, significarían la Gran Verdad del Universo. Dios arriba y el hombre hacia abajo, pero siendo una criatura excelsa, hecha, como se sabe. a su imagen y semejanza.Pero todo no se reduce a eso. Salomón buscó y conoció el total comportamiento del Cosmos, y el verdadero nombre de Dios. Este nombre, que no podía ser escrito y que era pronunciado en voz muy baja por los sacerdotes en las ceremonias del templo, y que le da poder al hombre sobre todas las criaturas en la faz de la tierra y aún a los mismos cuerpos siderales.  El hallazgo del Paraíso.

El secreto completo de la sabiduría de Salomón  quedó grabado en los jeroglíficos que él mismo hizo imprimir en su Mesa, cuyo significado jamás reveló. ¿Dónde está hoy esa Mesa?

Como se sabe, los sacerdotes la escondieron cuando Nabucodonosor invadió a Israel. Luego, volvieron a colocarla en el templo, que fue saqueado por las tropas de Tito en el año 70 D.C. y la Mesa, llevada a Roma, donde permaneció en el santuario de Júpiter, hasta cuando fue trasladada a Francia para evitar que cayera en manos de los visigodos.

Más tarde su destino sería  Toledo, España, donde se pierde su pista. Se dice que Tarik la tomó cuando los árabes invadieron la Península, pero otros señalan que está en una cueva en Jaén.Los Caballeros Templarios, durante las Cruzadas, se enteraron de este secreto y empezaron a buscarla.

Los libros están llenos con las historias del dinero que obtuvieron los Templarios –que no sólo recibieron por ser los creadores de la los bancos- y las ingentes sumas que gastaron en hallarla.

De la misma manera, el obispo Alonso Suárez de Fuentes del Sauce –otro de los que buscaron la Cueva o Cava- obtuvo una cuantiosa fortuna durante la época de la búsqueda, así como el rey Fernando III El Santo y su hijo Alfonso X El Sabio, quienes a pesar de gobernar territorios pobres, vivieron una época fastuosa, de abundancia, mientras intentaban dar con ella.

.Hasta ahora no fue encontrada, pero el secreto de la Mesa  ha sido transmitido. De generación en generación, arquitectos y albañiles (¿o masones?), han ido revelando el enigma que, aunque no descifrado,  parece estar escrito en las catedrales medievales.

Observando con detenimiento los grabados y las esculturas talladas en sus paredes, se ven figuras como las del dios Bafomet, las manzanas –que siempre, en todas las culturas han sido el símbolo de la sabiduría- las enredaderas con entrelazamientos sin fin, representando el conocimiento, las tres rayas verticales separadas pero convergentes, mostrando la presencia de la Diosa Madre.  en las que el espectador comprende que la verdad de la Creación está ahí, esperando sólo ser interpretada. Hallar la Mesa o descifrar la escritura de jeroglíficos en las catedrales. Es quizá, hasta ahora, el más infructuoso intento de la raza humana.

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