Hoy, a cinco años de la partida definitiva de Gabriel García Márquez de este plano, el profesor Coley nos recuerda algunas de sus referencias en torno al Galeón San José, cuyos restos -y el tesoro que guarda- son motivo de litigio entre ocho países
Por José Gabriel Coley, Filósofo Uniatlántico
El galeón San José fue descubierto en su naufragio de oro robado próximo como está García Márquez a regresar en sus cenizas de gloria a Cartagena en Marzo próximo. Precisamente allí el escritor inició su carrera y frente a esa bahía “olorosa a mierda” fue hundido el barco español por corsarios ingleses hace 307 años.
La carátula de la primera edición de Cien años de Soledad (Ed. Suramericana,1967, Buenos Aires) está precisamente ilustrada por un galeón español encallado en plena selva que encontraron los expedicionarios al mando del patriarca José Arcadio Buendía cuando buscaban la ruta de los inventos después de haber fundado a Macondo. Pero más adelante se encuentran es “con el mar atravesado como un obstáculo insalvable”.
A pesar de ser Gabo un caribeño irredento, en su literatura las experiencias en torno al mar son negativas. Desde la crónica Relato de un náufrago pasando por los cuentos El ahogado más hermoso del mundo, El último viaje del buque fantasma y los del libro de La cándida Eréndira, hasta llegar al episodio de la masacre de las bananeras de su obra cumbre donde un tren infinito arroja al mar más de 3.000 muertos.
Ese mar, siempre sucio, evocado tantas veces en sus narraciones, creemos es para hacer mención literaria de que por él entró la desgracia de la colonia: el aniquilamiento, las pestes y el saqueo.
Y por el saqueo hundieron al galeón San José. Había sido alimentado con cargamentos auríferos, ánforas y otras riquezas desde Perú e iba con destino a la Habana y de ahí a España; pero una tropilla de bergantines guerreros de Inglaterra (dicen que avisada por un marinero negro cubano cuyo nombre se perdió en la historia pero que siguió viviendo en Cartagena), los sepultó bajo las aguas del Caribe más de 3 siglos.
Pero Melquíades (léase Gabo) también escribió en Cien años de soledad que un gigantesco San José de yeso repleto de morrocotas de oro sería descubierto en Macondo contra las oraciones de Úrsula a Dios “para que los volvieran pobres otra vez como éramos antes…”
Ahora, prácticamente dos o tres meses del regreso definitivo de García Márquez a Colombia, el galeón San José fue hallado en su lecho submarino frente a Cartagena con sus lingotes y sus vasijas y sus ánforas de riquezas; y sus restos serán exhibidos para la “humanidad entera” por siempre y para siempre para que se sepa que no eran simples cuentos de Gabo.
España, Perú, Bolivia, Colombia, Ecuador, Panamá, la propia Venezuela y Estados Unidos, afirman ser propietarios de los tesoros que el galeón guarda en su interior
Opmerkingen