A un escándalo, sigue otro mayor
Por: Alberto Falla Sánchez Exjuez de la República
La corrupción en Colombia ha alcanzado tal dimensión que ya a los ciudadanos no nos hace reaccionar, parece que no tuviera trascendencia en nuestras vidas los casos de Odebrecht, Reficar, los comedores escolares, Interbolsa, la miseria y muerte de la población infantil de La Guajira, el cartel de los pañales, el ‘carrusel’ de la contratación, las comprometedoras implicaciones del ;ministro de hacienda Carrasquilla y del Fiscal General de na Nación en el caso de Odebrecht, que se supone deben representar en los más altos índices la honestidad, la honradez, seriedad y el don de gente proba, en el sentido de que son dirigentes o autoridades que actúan de acuerdo a las normas morales y respetan la leyes, sin cometer delitos ni faltas éticas.
Estas prácticas corruptas, que son repetitivas y de un diario ocurrir en el país no es un fenómeno ocasional, ni pertenece a determinado grupo político o económico, son comportamientos infortunadamente incrustadas en nuestro medio, desde la llegada de los españoles a nuestras tierras, esa fue una de las herencias dejada por los conquistadores, y eso era lo de esperarse por la calidad de personas que nos colonizaron.
Se enraizó en nuestras costumbres indígenas una cultura que afectan los códigos morales y éticos más profundos, a veces sin importar a los protagonistas, que estos comportamientos toquen los Códigos penal o disciplinarios, para ellos nada de eso existe, están protegidos o impermeabilizados para que no los toque, es la impunidad en su máxima expresión.
Para los corruptos, la eficacia de los organismos de control social, como el sistema judicial esta entredicho, no funciona o no se quiere poner en marcha, es cuando debe hacerse sin temores de ninguna clase las denuncias ante Organismos de Derecho Internacional como la Corte de Derecho Internacional y la Corte Penal Internacional
El principal problema que tiene Colombia en estos momentos es la corrupción. Así lo estableció la encuesta bimestral de Gallup, según la cual el 30 por ciento de los consultados consideran que este flagelo es el mayor inconveniente que tiene el país en la actualidad.
A los colombianos no solo le preocupa la cantidad de problemas que azotan a país, como la salud, educación o empleo, delincuencia común, sino que también ya empiezan a ver la corrupción como un asunto grave en el país, que comienza a despertar inquietudes y malestares en la población, generadores de situaciones de violencia, como acertadamente lo señaló Pepe Sánchez en una de sus publicaciones:
“Miseria, desigualdad social, hambre, políticos que querían perpetuarse en sus cargos, fueron algunas de las causas de la sangrienta Revolución Mexicana de 1910”
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