Esto nos hace pensar que Ud. Dra Mariluz debe continuar dirigiendo los destinos del Alma
Mater para conseguir un acuerdo en torno a las ideas fundamentales sobre el ser
Uniatlanticense de cara al futuro que nos espera.
Piden continuidad de Mariluz Stevenson en la rectoría de la Universidad del Atlántico
José Gabriel Coley, Filosofo Uniatlántico
Desde la antigüedad los hombres están asociados a la guerra, la destrucción, luego
muerte y las mujeres al amor, la maternidad, luego vida. Por eso se nos hace difícil
aceptar una mujer militar, más no así en los cargos directivos en los cuales la feminidad
es clave para administrar, comenzando por nuestras casas. Y hasta en la universidad.
En el Alma Mater los sucesores varones de Julio Enrique Blanco han sido muchos pero
pocos. Al principio ser rector era dignificante. Pero cuando la corruptela invadió la
institución comenzó el desastre, salvo honrosas excepciones. Hubo desde panaderos
hasta rectores por horas ya que nadie quería serlo, pero la academia continuó marchando
gracias a la perseverancia de sus docentes. Bastaría con mirar el ingente ejercicio y la
dedicación de los profesores del programa de historia que fue el primero en acreditarse.
Historia hizo historia. Por ello ni la ley 550 que se nos aplicó (ley de quiebra), ni la
liquidación uribista, ni el reciente escándalo de marras, impidieron la Acreditación
institucional por parte del Estado.
En 78 años de existencia, escasas han sido las rectoras pero una de ellas, hombruna, de
cuyo nombre no queremos acordarnos como diría Cervantes, duró más de 8 años. Le
hicimos oposición crítica de principio a fin, ya que vino impuesta por el gobierno central,
era antipopular y déspota pero, a pesar de su poder, no logró destruirnos.
Sin embargo, no hay mal que por bien no venga. Otra rectora de la llamada generación de
1971, Rafaela Vos, que había hecho parte de la administración que acabamos de
mencionar, asumió de manera prioritaria toda una serie de tareas urgentes para cumplir
con las exigencias del C.N.A. y reunir las condiciones iniciales del proceso de
Acreditación; impulso académico vital que se proyectó hasta la actual rectoría de Mariluz
Stevenson, que el pasado 22 de abril recibió en sus manos la resolución del MEN N°
004140 producto final de un esfuerzo de lustros: LA ACREDITACIÓN INSTITUCIONAL
DE ALTA CALIDAD ACADÉMICA.
Decimos producto final, sí, pero de un ciclo; los ciclos como el nombre lo indica son
finitos, sucesivos y cuando uno termina sobreviene otro que necesariamente debe ser
superior al anterior. Si no, hay involución y muerte. Este proceso de Acreditación, por
tanto, debe proseguir y le fue entregado a una persona del género femenino quien está
obligada a demostrar su talante. Nosotros ya se lo hemos dicho y se lo repetimos: Ud. Dra
Stevenson ha sido elegida por la historia, arme su equipo y hágale honor a su estirpe. Sus
méritos están respaldados por su excelsa hoja de vida.
Solo antes que Ud. hubo otra mujer que logró convocar tantas voluntades a su favor:
Paola Amar. A ella la universidad la ungió con su respaldo en un momento realmente
difícil pero el Estado nos respondió de la peor manera. Hoy es Ud. y solo Ud. la que goza
de consenso, desde la base hasta la altura, es decir, de toda el área universitaria. Las
circunstancias son diferentes, sobre todo después de habérsenos otorgado el
reconocimiento oficial de la Acreditación.
Esto nos hace pensar que Ud. Dra Mariluz debe continuar dirigiendo los destinos del Alma
Mater para conseguir un acuerdo en torno a las ideas fundamentales sobre el ser
Uniatlanticense de cara al futuro que nos espera. Su nombre fue propuesto a la rectoría
no solo para enaltecer, reivindicar y exaltar a la mujer, sino además, por su ecuanimidad y
capacidades administrativas. De todos modos a la institución nos ha ido mejor con el
género que se relaciona con Venus que con el de Marte.
Seria de necios, harto difícil, y causal de des-unión, empezar una vez más a “adivinar”
otro rector o rectora que re-una las disímiles fuerzas universitarias. Pues en la medida en
que Ud.se comprometa y cumpla con ponderación, equilibrio y gobernando con los
mejores, no hay otra alternativa sino su permanencia al frente de la primera universidad
del Caribe colombiano, que nos permita una re-acreditación ininterrumpida como hemos
venido argumentamos en comunicados anteriores.
Tome distancia y distíngase. Nuestro campus es un campus académico no un campus de
batalla por contratos y burocracia. Esa etapa tiene que ser abolida. La politiquería a raya.
El llamado es acceder a la edad de la razón. Nos negamos a creer que la insensatez, la
mezquindad y los intereses protervos sigan atentando contra la Institución, para darle
pretexto a las fuerzas irracionales a que regresen como las oscuras golondrinas de
Bécquer a teñirnos de luto. O de vergüenza. Empezar una nueva etapa de entendimiento
y superación académica permanentes, es la consigna.
Colectivo docente
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