369 años del nacimiento de John Churchill, el Duque de Marlborough o Mambrú, como le decían los franceses ante la imposibilidad de pronunciar su apelativo. Pero al margen de eso...¿Irá a la Guerra el Duque nacional?
Por José Gabriel Coley Pérez, Filósofo Uniatlántico.
Esta nota fue escrita en agosto pasado, recordando el día en que Marlborough, en 1704 venció a los franceses en Blenheim,
Siempre se ha insistido que la novela es la hermana gemela de la historia. El duque de Marlborough -John Chrchill, antepasado de Sir Winston- fue un héroe inglés del siglo XVII. que participó en la guerra de Sucesión Española distinguiéndose por sus campañas bélicas sucesivas y que se hizo legendario gracias a la canción burlesca de la que recibe el nombre de Mambrú. Los críticos de Álvaro Uribe dicen que esa era la canción de cuna con que lo arrullaron y sin la cual cuando niño no podía dormir: Mambrú se fue a la guerra / que dolor, que dolor, que pena / Mambrú se fue a la guerra / y no sé cuándo vendrá / do-re-mi / do-re-fa / no sé cuándo vendrá…
Evidentemente, igual que Mambrú, Uribe se fue a la guerra desde muy joven, carrera que continuó luego como gobernador de Antioquia y después como doble presidente. La guerra ha sido su divisa. Si, el mismo “circulo vicioso de la guerra eterna” que promovió el coronel Aureliano Buendía, quien en la novela Cien años de soledad, “se complacía en mantener a su diestra al duque de Marlborough su gran maestro en las artes de guerra”, el cual vestía “atuendos de pieles y uñas de tigre” para suscitar respeto, agrega literaria y sarcásticamente el laureado escritor colombiano.
Sin embargo, después de tantos levantamientos armados, el mismo coronel Aureliano Buendía, hastiado y asqueado de la guerra “se peleó con el duque de Marlborough” para poder firmar el tratado de paz de Neerlandia, aunque era conciente que “es más fácil empezar una guerra que terminarla”.
Y eso es lo que está sucediendo en nuestra historia con el acuerdo de la paz firmado en La Habana porque Uribe, en vez de retirarse a fabricar pescaditos de oro en su fortaleza de “El ubérrimo”, no desiste de la guerra. Ojalá y el Duque que ganó las elecciones busque sinceramente la unidad nacional que ha predicado y no se convierta en el duque de Marlborough que pretende tener en el poder el guerrerista insaciable.
Por el bien del país y de su propia personalidad esperamos que el próximo presidente tome distancia, asuma autonomía y ejerza con independencia su gobierno enterrando esta guerra fratricida por siempre y para siempre, para salir de estos doscientos años de soledad que nos han azotado desde los comienzos de la república. Es el llamado cordial que desde la academia podemos hacerle. Distíngase doctor Duque.
Barranquilla, agosto 06 de 2018.