*Ha circulado en las redes un artículo firmado por el filósofo norteamericano Noham Chomsky, destacado crítico de la política global del país donde nació, pués él dice que es de la humanidad. No nos atrevemos a asegurar sobre su autenticidad, pero, sin duda, allí se dicen cosas interesantes,
José Gabriel Coley Filosofo Universidad del Atlántico
Ha circulado en las redes un artículo firmado por el filósofo norteamericano Noham Chomsky, destacado crítico de la política global del país donde nació, pues él dice que es de la humanidad. No nos atrevemos a asegurar sobre su autenticidad, pero, sin duda, allí se dicen cosas interesantes, algunas de las cuales vamos a comentar en gracia a la discusión, como la guerra microbiológica, hoy en manos de la ingeniería genética que manipula las moléculas de proteínas al servicio o destrucción de la vida.
Según el escrito en mención, la peste del COVID-19 la iniciaron Trump y su equipo imperial haciendo detonar en China un virus de relativa baja intensidad (no afectaría a los niños y muy poco a los jóvenes y adultos saludables en general) creado en laboratorio, para que el mundo inculpara a los asiáticos y, de fondo, frenar la locomotora de su economía consolidando la supremacía estadounidense a nivel orbital.
La epidemia que se generaróa no preocupaba moralmente a los gringos ya que han sido los mayores genocidas de la historia reciente, sobre todo en Oriente: Hiroshima, Nagasaki, Corea, Viet Nam, Afganistán, etc. ¿Que tanto era que se mataran otro poco de miles de gentes -para seguir dándole la razón a Malthus- y justificar la “necesidad” de las guerras, las catástrofes, las pestes y las hambrunas que Dios manda para eliminar esa parte sobrante que impide el bienestar social en su conjunto.?
En esa dirección el virus se obtuvo y lo enviaron a los chinos, para los chinos y que actuara con los chinos; a E U los tenía sin cuidado. Pero también atacaron a otras regiones que han sido hostiles a la política de Trump como Irán en pleno medio Oriente árabe y el norte de Italia en todo el centro de Europa y, al parecer, se les pasó la mano en la contaminación.
Tal vez por ello el COVID-19 se convirtió en Pandemia sin control y de consecuencias incalculables. Porque la peste también les llegó a su territorio y a su población y ya tiene efectos en la economía, de que tanto se ufanaba el magnate presidente, por el cierre de negocios y del comercio y el desempleo galopante que ya repercuten en la bolsa de Nueva York y en la recesión que se avecina, etc. Pero sobre todo en la campaña reeleccionista de Trump que resultó siendo víctima de su propio invento. La naturaleza, una vez más, toma su venganza, y ojalá esta vez sí, en favor de la recomposición de la geopolítica mundial que honraría esta mortandad sin sentido.
De todas maneras, sean ciertas o no las afirmaciones del artículo atribuido a Chomsky, lo único cierto es que el coronavirus existe, y que en un principio Mr. Trump lo despreció, se burló de él, igual que ha hecho con el cambio climático, y no actuó en consecuencia. Al fanfarrón y antropófago neonazi solo le quedará irse de la Casa Blanca para bien de la humanidad entera, pasando a la historia como el payaso ricachón que jugó ser presidente. Y esa es la peligrosa lección que tiene que aprender el pueblo norteamericano en las próximas elecciones de noviembre.
José Gabriel Coley
Barranquilla, tiempos de cuarentena, 2020
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