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  • Foto del escritorPepe Sanchez

Hace 60 años: el Río Magdalena, los barcos de pasajeros y esta simpática controversia

EL CURA ASESOR MORAL DE LOS SINDICATOs, época que siempre permanecerá al frente de nuestros ojos y más allá de nuestros recuerdos.


Narrado por Guillermo Gómez, octogenario barranquillero contador y capitán en barcos comerciales y de pasajeros por el Río Magdalena


Un recorrido a finales de la década de 1950 por el río a bordo del vapor David Arango, último símbolo de la navegación fluvial en el Magdalena, navío que desaparecería en 1961.

Cada vez que menciono a este curita, no puedo evitar recordar al Padre Socarrás, veterano sacerdote, profesor del Colegio Barranquilla, fumador de pipa y quien después colgara los hábitos para contraer matrimonio. Más tarde, recibió el título de abogado, afirma el autor



Corría 1961 y un buen dia en mitad del año, llegamos al Puerto de B/Bermeja

a bordo del vapor “David Arango” . Para entonces había en ese Puerto un sacerdote o cura muy joven, el cual tenia la asignación de Asesor moral de los sindicatos.


Andaba en bicicleta, fumaba, gritaba, discutía (algo parecido a un cura, profesor de Apologética

que teníamos en el Colegio B/quilla para varones, llamado el Padre Socarras) era un cura de avanzada y lo mas impactante en él era ayudar a los braceros de ese Puerto en las tareas de cargue y descargue como cualquier cuadrillero, después agarraba su bicicleta y se largaba.


Pues bien: se comenzó el descargue en ese Puerto, se termino, se liquido la cuenta del tonelaje desembarcado, les pague, me firmaron el recibo y salieron finalmente para los muelles otra vez de regreso. En este justo momento llego el curita, se quedó revisando con ellos el recibo de pago, mientras yo me fui a un Bar situado ahi mismo en el muelle, bar llamado “Bar Costeñita” en honor commercial a una clase de cerveza que existia entonces y no se si aun existe. (Volvió hace unos años) Tenia aire acondicionado y buen servicio

Estaba yo muy arrellanado, paladeando mi cerveza, cuando llega un mesero del barco y me dice:

-Contador, en la oficina del buque lo espera el curita con toda la cuadrilla de Estibadores.

-Y ahora qué paso ? fue mi repuesta. -Espero que el curita no quiera que me confiese ahora, porque si lo hago se va a caer patas arriba, de un infarto doble- pensé.


Regreso a la oficina e inmediatamente me pregunto:

Es Ud. El Contador del Barco ?

-Sí,i señor ¿En que puedo servirle?

- En mucho señor -me respondió- pues como Ud. sabrá yo soy el asesor moral de los sindicatos en este Puerto y por lo consiguiente, su vocero y protector.

-Lo se pero sigo sin entender el motivo de su visita- fue mi repuesta y continúa nuestro hombre:

-Pues bien Contador estoy aquí como una voz que ellos nunca han tenido y deseo a través suyo, pues es Ud. Quien maneja las finanzas del barco Haga saber a esta Empresa sobre el abuso que se comete con esta gente, que a partir de Ahora, sera cosa del pasado.


Yo abrí la boca y casi se me sale la baba o se entran moscas. No obstante pronto me repuse y pregunté:

Padre ¿Ya terminó?

- No, todavía no. Este precio que se les paga a esta gente por su trabajo- y me mostraba el recibo de pago hecho

por mi- no solo es injusto, sino que debiera ser penalizado- dijo airado


-¿Ya terminó Padre? -volví a preguntar


Nuevamente, no. Como asesor moral de ellos, haré llegar mi voz y mi autoridad hasta

las ultimas consecuencias para conseguirles un mayor pago- respondió


Volvi a inquirir: ¿Ya termino Padre?


-Si, me contesto, he terminado.

-Bien Padre, ahora le toca a usted, escucharme a mi


En ese momento llame enérgicamente a uno de los braceros y cuando el hombre estuvo frente a mi le dije con algo de dureza.

-Arrodillese y dígame sus pecados- señalando el piso con mi dedo indice.


El hombre me miro con ojos desorbitados y el curita se levantó de su silla, como si le hubiesen puesto una puntilla

y preguntó disgustado:


¿Que significa esto sr. Contador ? sencillamente conteste:


Que yo tengo tanto derecho a confesar a este hombre, como usted a meterse en estas vainas, le dije y conti-nué:

-Los precios fijados a pagarle a estas gentes no nacen de un capricho Empresarial,

sino de un pliego de peticiones y acuerdos laborales, entre los sindicatos y las Empresas Navieras y déjeme recordarle que esos pliegos o acuerdos, no son estas gentes quienes las discuten, sino los Abogados de las respectivas uniones o sindicatos, que ellos mismos envían. Sus representantes, por tanto, son profesionales que conocen de leyes

Laborales mil veces mas que usted, que alcanzara si acaso, solo Derecho Canónico y en general Teología, ambas no aplicables en este caso. Por otro lado usted lo ha dicho que es el asesor moral de ellos…¿Sabe que?…Haga que se casen por la iglesia y legalicen sus unions, pues la mayoría vive en concubinato…¿Asesor moral?…..Haga que los fines de semana, cuando esta gente recibe lo ganado, lo inviertan en alimentos y en

las necesidades básicas de un hogar, en vez de derrocharlo en las cantinas, con prostitutas y demás y evitar que sigan viviendo como indigentes….Esa es su labor como

Asesor moral- le dije


Se levanto furioso y me dijo

Ya pronto oirá de mí.

Una hora mas tarde se presento un delegado del Arzobispado, manifestando que el Ilustrísimo Sr.

Arzobispo necesitaba hablar inmediatamente con el Contador del vapor David Arango.


El Capitán del barco Sr. Jose Z. Jimeno, me agarro por el hombro y dijo:”Te fregaste

Con J mayúscula muchacho, a lo mejor te excomulgan- dijo en son de broma.

-Bueno yo tampoco tenia intenciones de entrar a un Seminario Capitán- le dije



Me llevaron en presencia de Monseñor Bernardo Arango, Arzobispo, persona alta

y yo diría que de una talla Papal , que de una manera muy inteligente supo arreglar

la situación.Sin quitarme la razon, tambien se la dio en parte al curita, pues dijo

que su error estuvo en el desconocimientos de los tramites legales, pero su intención

era Buena, pues era defender los braceros en lo pertinente a que consideraba que

debían ganar un major precio por la carga que manejaban. Pero lo primordial de mi

acuerdo con Monseñor era poner de mi parte para que en lo futuro, no hubiesen mas

hostilidades, que seria lo mas grave del asunto.


Muy tentado estuve a punto de decirle a Monseñor, que eso no era lo mas grave, lo mas grave había sido, que cuando me llamaron del Bar Costeñita, para hablar con el curita, no me dejaron terminar mi cerveza que con

tanto gusto, yo paladeaba…¡Nombre, no se vale, no hay derecho y aun hoy todavía protesto...!

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