EL CURA ASESOR MORAL DE LOS SINDICATOs, época que siempre permanecerá al frente de nuestros ojos y más allá de nuestros recuerdos.
Narrado por Guillermo Gómez, octogenario barranquillero contador y capitán en barcos comerciales y de pasajeros por el Río Magdalena
Cada vez que menciono a este curita, no puedo evitar recordar al Padre Socarrás, veterano sacerdote, profesor del Colegio Barranquilla, fumador de pipa y quien después colgara los hábitos para contraer matrimonio. Más tarde, recibió el título de abogado, afirma el autor
Corría 1961 y un buen dia en mitad del año, llegamos al Puerto de B/Bermeja
a bordo del vapor “David Arango” . Para entonces había en ese Puerto un sacerdote o cura muy joven, el cual tenia la asignación de Asesor moral de los sindicatos.
Andaba en bicicleta, fumaba, gritaba, discutía (algo parecido a un cura, profesor de Apologética
que teníamos en el Colegio B/quilla para varones, llamado el Padre Socarras) era un cura de avanzada y lo mas impactante en él era ayudar a los braceros de ese Puerto en las tareas de cargue y descargue como cualquier cuadrillero, después agarraba su bicicleta y se largaba.
Pues bien: se comenzó el descargue en ese Puerto, se termino, se liquido la cuenta del tonelaje desembarcado, les pague, me firmaron el recibo y salieron finalmente para los muelles otra vez de regreso. En este justo momento llego el curita, se quedó revisando con ellos el recibo de pago, mientras yo me fui a un Bar situado ahi mismo en el muelle, bar llamado “Bar Costeñita” en honor commercial a una clase de cerveza que existia entonces y no se si aun existe. (Volvió hace unos años) Tenia aire acondicionado y buen servicio
Estaba yo muy arrellanado, paladeando mi cerveza, cuando llega un mesero del barco y me dice:
-Contador, en la oficina del buque lo espera el curita con toda la cuadrilla de Estibadores.
-Y ahora qué paso ? fue mi repuesta. -Espero que el curita no quiera que me confiese ahora, porque si lo hago se va a caer patas arriba, de un infarto doble- pensé.
Regreso a la oficina e inmediatamente me pregunto:
Es Ud. El Contador del Barco ?
-Sí,i señor ¿En que puedo servirle?
- En mucho señor -me respondió- pues como Ud. sabrá yo soy el asesor moral de los sindicatos en este Puerto y por lo consiguiente, su vocero y protector.
-Lo se pero sigo sin entender el motivo de su visita- fue mi repuesta y continúa nuestro hombre:
-Pues bien Contador estoy aquí como una voz que ellos nunca han tenido y deseo a través suyo, pues es Ud. Quien maneja las finanzas del barco Haga saber a esta Empresa sobre el abuso que se comete con esta gente, que a partir de Ahora, sera cosa del pasado.
Yo abrí la boca y casi se me sale la baba o se entran moscas. No obstante pronto me repuse y pregunté:
Padre ¿Ya terminó?
- No, todavía no. Este precio que se les paga a esta gente por su trabajo- y me mostraba el recibo de pago hecho
por mi- no solo es injusto, sino que debiera ser penalizado- dijo airado
-¿Ya terminó Padre? -volví a preguntar
Nuevamente, no. Como asesor moral de ellos, haré llegar mi voz y mi autoridad hasta
las ultimas consecuencias para conseguirles un mayor pago- respondió
Volvi a inquirir: ¿Ya termino Padre?
-Si, me contesto, he terminado.
-Bien Padre, ahora le toca a usted, escucharme a mi
En ese momento llame enérgicamente a uno de los braceros y cuando el hombre estuvo frente a mi le dije con algo de dureza.
-Arrodillese y dígame sus pecados- señalando el piso con mi dedo indice.
El hombre me miro con ojos desorbitados y el curita se levantó de su silla, como si le hubiesen puesto una puntilla
y preguntó disgustado:
¿Que significa esto sr. Contador ? sencillamente conteste:
Que yo tengo tanto derecho a confesar a este hombre, como usted a meterse en estas vainas, le dije y conti-nué:
-Los precios fijados a pagarle a estas gentes no nacen de un capricho Empresarial,
sino de un pliego de peticiones y acuerdos laborales, entre los sindicatos y las Empresas Navieras y déjeme recordarle que esos pliegos o acuerdos, no son estas gentes quienes las discuten, sino los Abogados de las respectivas uniones o sindicatos, que ellos mismos envían. Sus representantes, por tanto, son profesionales que conocen de leyes
Laborales mil veces mas que usted, que alcanzara si acaso, solo Derecho Canónico y en general Teología, ambas no aplicables en este caso. Por otro lado usted lo ha dicho que es el asesor moral de ellos…¿Sabe que?…Haga que se casen por la iglesia y legalicen sus unions, pues la mayoría vive en concubinato…¿Asesor moral?…..Haga que los fines de semana, cuando esta gente recibe lo ganado, lo inviertan en alimentos y en
las necesidades básicas de un hogar, en vez de derrocharlo en las cantinas, con prostitutas y demás y evitar que sigan viviendo como indigentes….Esa es su labor como
Asesor moral- le dije
Se levanto furioso y me dijo
Ya pronto oirá de mí.
Una hora mas tarde se presento un delegado del Arzobispado, manifestando que el Ilustrísimo Sr.
Arzobispo necesitaba hablar inmediatamente con el Contador del vapor David Arango.
El Capitán del barco Sr. Jose Z. Jimeno, me agarro por el hombro y dijo:”Te fregaste
Con J mayúscula muchacho, a lo mejor te excomulgan- dijo en son de broma.
-Bueno yo tampoco tenia intenciones de entrar a un Seminario Capitán- le dije
Me llevaron en presencia de Monseñor Bernardo Arango, Arzobispo, persona alta
y yo diría que de una talla Papal , que de una manera muy inteligente supo arreglar
la situación.Sin quitarme la razon, tambien se la dio en parte al curita, pues dijo
que su error estuvo en el desconocimientos de los tramites legales, pero su intención
era Buena, pues era defender los braceros en lo pertinente a que consideraba que
debían ganar un major precio por la carga que manejaban. Pero lo primordial de mi
acuerdo con Monseñor era poner de mi parte para que en lo futuro, no hubiesen mas
hostilidades, que seria lo mas grave del asunto.
Muy tentado estuve a punto de decirle a Monseñor, que eso no era lo mas grave, lo mas grave había sido, que cuando me llamaron del Bar Costeñita, para hablar con el curita, no me dejaron terminar mi cerveza que con
tanto gusto, yo paladeaba…¡Nombre, no se vale, no hay derecho y aun hoy todavía protesto...!
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Con esto de los barcos antes del puente me comentaba una amiga de 4 en conducta, que a ella en particular no le habia convenido la construccion del Puente Pumarejo,debido a q ya no podian entrar los barcos "grandes" q era donde venian los señores q salian con ella para divertirse y q por supuesto esta situacion,de la construccion del puente, le habia traido una situacion calamitosa refieriendose obviamente al tema economico.La señora de un porte elegante y un vocabulario altisonante,sin embargo,su aventura de muchos años,con la gente de los barcos, le habia deparado una cierta estabilidad q le permitiò desempeñarse como prestamista al personal de los almacenes de cadena,pero ademas era dueña de los mejores chismes de las empresas…